Hoy (21/12/2012) es el último día de un ciclo que ha venido caracterizado por el
auge de lo material sobre el pensamiento transcendente. Sin embargo,
desde hace años, los cambios se han ido extendiendo a todas las
manifestaciones del conocimiento humano, incluso en aras de buscar
mayores avances tecnológicos, pero sin bajar a la verdadera esencia del
cambio: El despertar del ser humano como algo único, diferente de su
“status” sociopasivo anterior y capaz de entender, ver, introspectar,
interiorizar, madurar y generar su aprendizaje positivo,
transdisciplinar y positivista ante una situación externa objetivamente
caótica en apariencia.
Y en efecto es un triunfo de todos aquellos que pensaron que el 21 de
Diciembre de 2012, sería recordado como el primer día de un nuevo ciclo
de conocimiento superior, frente a todos aquellos que se empeñaban en
considerarlo como una fecha para el miedo, la discordia y la
negatividad.
El trabajo más visible de aquellos que han aprendido a conectare con
su interior y desde esa conexión, comunicarse con el espíritu, se cuenta
ya por centenares de millones de seres, algo que sin duda supera las
expectativas de aquellos que pensaban que el ser humano permanecería
dormido eternamente. Y es precisamente en esa conexión donde alcanzan la
comunicación silenciosa y amorosa con el resto de los seres del
entorno, la naturaleza y el Universo, no como un caos sino como una
armonía de inigualable belleza.
Aquellos que han apostado por disipar los mecanismos del miedo, la
ira y el odio, y en su lugar decidieron sembrar el amor, la paz y la
concordia, han comprendido que el esfuerzo está mereciendo la pena, ya
que por primera vez en la historia de este planeta, el ser humano ha
tomado conciencia de que no puede ceder su poder a cualesquiera
plutocracias u oligarquías que intercambian la “falsa” moneda de la
comodidad a cambio de la libertad.