Omnívoro, ra.: Del latín. omnivorus; de omnis, todo y vorare, comer. El omnivorismo en los humanos no constituye una determinación biológica para el consumo de "carne", sino una posibilidad de elegir nuestra dieta. La expresión "omnivorismo" aparece en muchas conversaciones sobre vegetarianismo. Suele pronunciarse con tajante convicción "somos omnívoros, comemos de todo".
La función de dicho tipo de expresiones es hacer ver que el
vegetarianismo supuestamente no es "natural", que "lo natural" para los
humanos es comer "de todo". Pero, en el sentido más literal, todo, lo
que se dice todo, no podemos (o más bien, no debemos) comer. Permítaseme
la broma: cristales o sables sólo comen los faquires y desde luego no
con el ánimo de aprovechar sus nutrientes.
Ya en serio, lo que se quiere hacer ver diciendo que los humanos somos omnívoros es que supuestamente también necesitamos alimentarnos de productos animales
para tener buena salud. Dicha supuesta necesidad vendría dada por
nuestra biología. De alguna manera se sugiere que estamos obligados a
comer carne
para sobrevivir. Sin embargo, esta definición de omnivorismo como
determinación biológica a comer carne es simplemente falsa, aunque sólo
sea porque niega la existencia de quien escribe estas líneas y de tantos
y tantas vegetarianas y veganas que disfrutan de una vida larga y
saludable.
Los nutrientes que necesitamos se encuentran en las dietas vegetarianas y
veganas bien planteadas. Sobre este particular podéis ver nuestra
sección sobre nutrición y en especial la opinión de la Asociación Americana de Dietética sobre dietas vegetarianas,
dónde se expresa claramente que "las dietas vegetarianas adecuadamente
planificadas son saludables, son nutricionalmente correctas, y
proporcionan beneficios para la salud en la prevención y tratamiento de
determinadas enfermedades."
Por tanto, según los nutricionistas no estamos determinados biológicamente a comer carne
o una dieta concreta. Lo que nuestro organismo necesita para su salud
son distintos nutrientes y las dietas vegetarianas bien balanceadas
aportan a nuestro cuerpo todos los nutrientes. Además las dietas
vegetarianas/veganas adecuadas conllevan beneficios para la salud. Esta
afirmación ya no se pone en duda por ningún especialista serio.
Omnivorismo: una posibilidad de elegir nuestra dieta
Por otro lado, el sentido en el que sí somos omnívoros
es que tenemos la posibilidad de comer gran diversidad de alimentos y
elegir entre conseguir los nutrientes de distintas fuentes. Por ello, no
es que la vegetariana o el vegano dejen de ser omnívoros, sino que
eligen obtener los nutrientes de alimentos respetuosos con los demás animales: frutas, verduras, cereales, legumbres, semillas, hongos, etc.
Prescindir de los productos de origen animal es una posibilidad que nos
da (y agradece) nuestra biología. Sin embargo, lo que a nivel biológico
es posibilidad nutricional, a nivel ético es nuestra responsabilidad
moral (ver Vegetarianismo ¿sólo una opción personal?)
El pasado como argumento para el consumo de carne
Uno de los argumentos que se suelen dar en contra del vegetarianismo es
que nuestros antepasados en determinado momento empezaron a ser
cazadores para sobrevivir y que por tanto nosotr@s estamos legitimados a
seguir depredando animales.
Es simpático recordar que nuestros inicios como depredadores de animales
fueron con seguridad como carroñeros y no como cazadores, lo que le
resta cierto romanticismo a esa visión de nuestro pasado. Nadie defiende
que debemos vivir de carroña, pues así lo hacían nuestros antepasados.
Por tanto, parece que lo importante para saber cómo relacionarnos con
los otros animales no es ver qué se hizo en el pasado, sino qué creemos
que es lo correcto hacer hoy día.
Las estrategias de supervivencia de nuestros antepasados no determinan
nuestras decisiones morales con respecto a los animales hoy. Nuestra
sensibilidad ética ha cambiado en muchos aspectos respecto a épocas
pasadas. Multitud de prácticas que realizaban nuestros antepasados son
consideradas hoy a la luz de la razón como verdaderos crímenes.
La historia de la humanidad nos ha dado la oportunidad de revisar
constantemente nuestras creencias sobre lo que está bien y lo que está
mal.
Nuestra capacidad de aprendizaje ha permitido dicha revisión. Y la
paulatina superación del racismo o del sexismo, son dos grandes ejemplos
de ello. Este gradual crecimiento del respeto entre l@s human@s, nos ha
hecho pensar en que el círculo de consideración moral debe crecer aun
más para incluir también a los demás animales. Creemos que ha llegado el
momento de empezar a ver a los animales no humanos, no como cosas para
nuestro beneficio, sino como compañer@s de planeta a los que respetar.
Son individuos que disfrutan de su vida y procuran evitar el sufrimiento
en el mismo sentido que lo hacemos nosotr@s. ¿Por qué habríamos de
utilizarlos como si fueran objetos?
Debemos, por ello, dar un paso más y trabajar para superar el prejuicio,
similar al sexismo y al racismo, que sustenta la explotación animal: el
especismo, según el cual la especie de los individuos es motivo
suficiente para despreciar sus intereses.
Insistimos en la idea de que lo qué hicieron en el pasado o lo que hacen
otr@s en el presente no debe influir en nuestras decisiones éticas. No
es legítimo justificar una conducta diciendo “también lo hace el
vecino”. Debemos asumir nuestras elecciones morales con sinceridad y
justificarlas con argumentos racionales, no apoyándonos en costumbres
actuales o en tradiciones.
Conclusión
Si buscamos en la esencia del ser humano, sin duda no encontraremos determinaciones gastronómicas. La etiqueta de "omnívoros" en el sentido de necesidad de comer carne
es por ello errónea. Lo que sí podemos afirmar con seguridad es que
muchos seres humanos tenemos la capacidad de revisar nuestros hábitos y
creencias para mejorarnos y mejorar las relaciones con l@s demás. Es a
esa naturaleza libre a la que queremos apelar con estos textos y
reflexiones.
Fuente: EcoPortal
Vegetarianismo.net
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