Ningun conocimiento se nos da si no existe en nosotros la voluntad de conocer, ninguna droga nos salva si no queremos ser salvados.


"La experiencia más hermosa que podemos tener es lo misterioso. Es la emoción fundamental de la que
nace todo arte y ciencia verdaderos. Quien no la conozca y ya no pueda sorprenderse ni maravillarse, es
como si estuviera muerto y sus ojos estuvieran cerrados"

"Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!"


jueves, 23 de mayo de 2013

La falacia de la expresión "somos omnívoros"

Omnívoro, ra.: Del latín. omnivorus; de omnis, todo y vorare, comer. El omnivorismo en los humanos no constituye una determinación biológica para el consumo de "carne", sino una posibilidad de elegir nuestra dieta. La expresión "omnivorismo" aparece en muchas conversaciones sobre vegetarianismo. Suele pronunciarse con tajante convicción "somos omnívoros, comemos de todo". 



La función de dicho tipo de expresiones es hacer ver que el vegetarianismo supuestamente no es "natural", que "lo natural" para los humanos es comer "de todo". Pero, en el sentido más literal, todo, lo que se dice todo, no podemos (o más bien, no debemos) comer. Permítaseme la broma: cristales o sables sólo comen los faquires y desde luego no con el ánimo de aprovechar sus nutrientes. 

Ya en serio, lo que se quiere hacer ver diciendo que los humanos somos omnívoros es que supuestamente también necesitamos alimentarnos de productos animales para tener buena salud. Dicha supuesta necesidad vendría dada por nuestra biología. De alguna manera se sugiere que estamos obligados a comer carne para sobrevivir. Sin embargo, esta definición de omnivorismo como determinación biológica a comer carne es simplemente falsa, aunque sólo sea porque niega la existencia de quien escribe estas líneas y de tantos y tantas vegetarianas y veganas que disfrutan de una vida larga y saludable.

Los nutrientes que necesitamos se encuentran en las dietas vegetarianas y veganas bien planteadas. Sobre este particular podéis ver nuestra sección sobre nutrición y en especial la opinión de la Asociación Americana de Dietética sobre dietas vegetarianas, dónde se expresa claramente que "las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas son saludables, son nutricionalmente correctas, y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y tratamiento de determinadas enfermedades." 

Por tanto, según los nutricionistas no estamos determinados biológicamente a comer carne o una dieta concreta. Lo que nuestro organismo necesita para su salud son distintos nutrientes y las dietas vegetarianas bien balanceadas aportan a nuestro cuerpo todos los nutrientes. Además las dietas vegetarianas/veganas adecuadas conllevan beneficios para la salud. Esta afirmación ya no se pone en duda por ningún especialista serio. 

Omnivorismo: una posibilidad de elegir nuestra dieta


 Por otro lado, el sentido en el que sí somos omnívoros es que tenemos la posibilidad de comer gran diversidad de alimentos y elegir entre conseguir los nutrientes de distintas fuentes. Por ello, no es que la vegetariana o el vegano dejen de ser omnívoros, sino que eligen obtener los nutrientes de alimentos respetuosos con los demás animales: frutas, verduras, cereales, legumbres, semillas, hongos, etc. 

Prescindir de los productos de origen animal es una posibilidad que nos da (y agradece) nuestra biología. Sin embargo, lo que a nivel biológico es posibilidad nutricional, a nivel ético es nuestra responsabilidad moral (ver Vegetarianismo ¿sólo una opción personal?

El pasado como argumento para el consumo de carne


Uno de los argumentos que se suelen dar en contra del vegetarianismo es que nuestros antepasados en determinado momento empezaron a ser cazadores para sobrevivir y que por tanto nosotr@s estamos legitimados a seguir depredando animales. 

Es simpático recordar que nuestros inicios como depredadores de animales fueron con seguridad como carroñeros y no como cazadores, lo que le resta cierto romanticismo a esa visión de nuestro pasado. Nadie defiende que debemos vivir de carroña, pues así lo hacían nuestros antepasados. Por tanto, parece que lo importante para saber cómo relacionarnos con los otros animales no es ver qué se hizo en el pasado, sino qué creemos que es lo correcto hacer hoy día. 


Las estrategias de supervivencia de nuestros antepasados no determinan nuestras decisiones morales con respecto a los animales hoy. Nuestra sensibilidad ética ha cambiado en muchos aspectos respecto a épocas pasadas. Multitud de prácticas que realizaban nuestros antepasados son consideradas hoy a la luz de la razón como verdaderos crímenes. 

La historia de la humanidad nos ha dado la oportunidad de revisar constantemente nuestras creencias sobre lo que está bien y lo que está mal. 

Nuestra capacidad de aprendizaje ha permitido dicha revisión. Y la paulatina superación del racismo o del sexismo, son dos grandes ejemplos de ello. Este gradual crecimiento del respeto entre l@s human@s, nos ha hecho pensar en que el círculo de consideración moral debe crecer aun más para incluir también a los demás animales. Creemos que ha llegado el momento de empezar a ver a los animales no humanos, no como cosas para nuestro beneficio, sino como compañer@s de planeta a los que respetar. Son individuos que disfrutan de su vida y procuran evitar el sufrimiento en el mismo sentido que lo hacemos nosotr@s. ¿Por qué habríamos de utilizarlos como si fueran objetos? 

Debemos, por ello, dar un paso más y trabajar para superar el prejuicio, similar al sexismo y al racismo, que sustenta la explotación animal: el especismo, según el cual la especie de los individuos es motivo suficiente para despreciar sus intereses. 

Insistimos en la idea de que lo qué hicieron en el pasado o lo que hacen otr@s en el presente no debe influir en nuestras decisiones éticas. No es legítimo justificar una conducta diciendo “también lo hace el vecino”. Debemos asumir nuestras elecciones morales con sinceridad y justificarlas con argumentos racionales, no apoyándonos en costumbres actuales o en tradiciones. 

Conclusión


Si buscamos en la esencia del ser humano, sin duda no encontraremos determinaciones gastronómicas. La etiqueta de "omnívoros" en el sentido de necesidad de comer carne es por ello errónea. Lo que sí podemos afirmar con seguridad es que muchos seres humanos tenemos la capacidad de revisar nuestros hábitos y creencias para mejorarnos y mejorar las relaciones con l@s demás. Es a esa naturaleza libre a la que queremos apelar con estos textos y reflexiones.

Fuente: EcoPortal 

Vegetarianismo.net

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