Ningun conocimiento se nos da si no existe en nosotros la voluntad de conocer, ninguna droga nos salva si no queremos ser salvados.


"La experiencia más hermosa que podemos tener es lo misterioso. Es la emoción fundamental de la que
nace todo arte y ciencia verdaderos. Quien no la conozca y ya no pueda sorprenderse ni maravillarse, es
como si estuviera muerto y sus ojos estuvieran cerrados"

"Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!"


jueves, 2 de mayo de 2013

Qué eres ¿"normal" o "anormal"?

El mundo social en el que vivimos solo está programado para "normales". Y lo "normal" es acatar sin cuestionar las reglas de la "normalidad". Pero, ¿qué es la "normalidad" y qué es lo que se entiende como "anormalidad" en el sistema capitalista?


© Quino

El sistema se asegura de que la gran mayoría no escape a "la norma"
El humano masificado, consumista y alienado no es otra cosa que el individualismo y la indiferencia programados masivamente como "normalidad" por el sistema capitalista. El valor humano convertido en cifra (valor numérico).

El sistema capitalista es matemático. Trabaja sobre números, no sobre personas, y sin embargo su lenguaje (matemático) es utilizado para identificar personas en claves numéricas.

Las palabras "normal" o "anormal", son equivalentes socialmente a "mayoría" y "minoría". La palabra "normal" viene de "norma", que es un término estadístico para darle una identidad de nivelación numérica a las mayorías. La palabra "anormal" se constituye en las antípodas de lo "normalidad", y es minoría ("numérica) en relación con la "anormalidad".


Es decir, las características de las mayorías (numéricas) constituyen la norma. Pero esto es matemático, por lo tanto lógica matemática, o sea, lógica para números. De esta manera, la "normalidad" sólo rige para los que coinciden con las mayorías del sistema, las mayorías convertidas en números. Sólo números.

En el capitalismo, pensar no es pensar, sino recrear mecánicamente los valores (numéricos) programados en las cabezas por el sistema. Eso nivela con la mayoría estadística. El que se sale de las reglas y utiliza el cerebro para procesar el mundo por sí mismo (sin las reglas del sistema), se convierte estadísticamente en un "anormal" .

El sistema solo está programado para "normales". Y lo "normal" es dejar que te programen con la normalidad. Pero, ¿qué es la "normalidad" en el capitalismo?

Normal es el hombre y la mujer que creen en la paz, en la familia y en la propiedad privada. Lo que signifiquen esos valores no importa. Que el sistema capitalista utilice esos valores para masacrar humanos en masa y depredar el planeta, no importa. Son los valores (matemáticos) nivelados en la cabeza de las mayorías como la "normalidad aceptada".

Según Wikipedia: "La anormalidad es una característica definida en forma subjetiva, se asigna a aquellas personas que poseen condiciones raras o disfuncionales. Definir si una persona es normal o anormal es un tema difícil en el campo de la psicología de la anormalidad".

Esa misma interpretación, llevada al plano de la realidad social concreta, significa que la "anormalidad" es una categoria que se asigna a las personas que resultan "disfuncionales" para el sistema de la sociedad de consumo que establece las normas de comportamiento social.

En otras palabras, si se actúa como las mayorías (numéricas) se es "funcional" y "normal". Si se piensa por uno mismo, se es "anormal" y "disfuncional"

Pero hay otra definición: Normal o anormal, son terminas antitéticos para definir a los que rechazan, o a los que comparten sin cuestionar las reglas sociales, políticas y económicas del sistema capitalista que programa y nivela el pensamiento humano "unido" a escala planetaria.

De este modo, resulta que las mayorías que celebran los mundiales de fútbol, que adoran ídolos faranduleros, que votan en las elecciones sin conciencia crítica, que rechazan las huelgas y las protestas sociales, que disfrutan de la sociedad de consumo mientras la mitad de la humanidad vive en la pobreza, son "normales".

El humano masificado y alienado no es otra cosa que la indiferencia y el individualismo programados masivamente como "normalidad" por el sistema capitalista a escala global. El valor humano convertido en cifra (valor numérico).

La "normalidad" en el sistema, entonces, es lo que hace la mayoría que sigue a los eslóganes de los medios de comunicación y la sociedad. Celebrar la fiestas marcadas por el calendario, no criticar al sistema, ser indiferente al sufrimiento humano social, ser amiguero y familiero, pero indiferente a los dramas colectivos.

Eso es ser "normal". Y parece ser el parámetro para medir a los "normales" y "anormales" del sistema. Y el sistema sólo está programado para los "normales".

Las mayorías pueden tener "emociones" y pensamientos individualistas, pero lo que no pueden hacer es rechazar el programa nivelador con la sociedad de consumo y la ideología individualista que la familia, la escuela y los medios de comunicación (herramientas del sistema) grabaron en su cerebro. El que se sale del sistema es "anormal", y es rechazado por las mayorías programadas por la "normalidad".

Desde el nacimiento, dentro de la familia, ya se comienzan a programar los "valores" que el sistema acepta como "normales". Luego, a través de la "educación formal" y desde el jardín de infantes hasta la universidad, en sus distintos niveles de "aprendizaje", el sistema socializa al chico y a la chica en los parámetros socioculturales del sistema.

Ninguna escuela o universidad del sistema enseñan a pensar e interpretar analíticamente la realidad. Enseñan a respetar el orden establecido. "Normalizan".

Y los medios de comunicación son los que dicen qué es lo que se debe hacer y sentir para ser "normal". Completan el trabajo de adaptación que empieza con la familia, y que sigue con la escuela. Cuando los medios dicen que hay que reír, las mayorías ríen, cuando dicen que hay que llorar, lloran, consumiendo alegrías y amarguras indistintamente.

Pero el sistema es astuto, y jamás dirá que hay que sufrir por las injusticias, las muertes o el hambre provocados por el sistema mismo. Y si alguno se sale del molde, entran a actuar los curas, los psicólogos, los psiquiatras y termina finalmente internado en un hospital neuropsiquiátrico o encerrado en una cárcel. 
Fuente: Sott

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