Los pacientes participaron sin su autorización en experimentos para grandes consorcios farmacéuticos occidentales.
Unas 50 clínicas de la extinta República Democrática Alemana (RDA) utilizaron como cobayas a unos 50.000 ciudadanos, que participaron sin su autorización en experimentos humanos para grandes consorcios farmacéuticos occidentales.
Según informa hoy el semanario Der Spiegel, el régimen comunista usó a esas cobayas humanas
para estudios relacionados con unos 600 medicamentos por encargo de los
laboratorios, desde fármacos para enfermedades cardíacas a
quimioterapia.
Algunas de esas pruebas llegaron a provocar la muerte de los pacientes, lo que derivó en la interrupción de los experimentos.
La publicación remite sus informaciones a
documentos hasta ahora desconocidos de las autoridades sanitarias de la
RDA y de la Stasi, la policía política germanooriental.
Al menos dos pacientes murieron en una clínica
del este de Berlín en pleno tratamiento pulmonar con un producto de
Hoechst (actualmente en Sanofi).
Otros dos fallecieron en la ciudad de Magdeburgo por otros preparados de Sandoz (ahora integrado en Novartis).
En el reportaje se citan otros casos en la
clínica universitaria de la Charité, la mayor del Berlín este, en este
caso con preparados de los laboratorios Boehringer (actualmente, en el
grupo Roche) con la sustancia dopante Erytropoetina («Epo»).
Bayer, por su parte, experimentó en alcohólicos
un preparado para mejorar el riego sanguíneo, sin que quienes lo
recibían pudieran discernir sobre su empleo, por encontrarse en
situación de delirium tremens.
Spiegel informa de que los consorcios
farmacéuticos ofrecían una media de unos 80.000 marcos occidentales por
cada uno de esos estudios y que la Charité llegó a recibir de Schering
un volumen anual de hasta seis millones de dólares de entonces. Con
ello, los consorcios farmacéuticos occidentales se evitaban los «problemas éticos» que estos experimentos conllevaban fuera del territorio comunista, argumenta el semanario.
En lugar de la autorización del paciente, en la RDA bastaba con la firma del médico de cabecera y un testigo.
Fuente: LaVozdeGalicia
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