Cassini no fue la única sonda que apuntó sus instrumentos hacia la Tierra la semana pasada. MESSENGER, que orbita Mercurio, no quiso ser menos y capturó una espectacular fotografía de nuestro planeta y la Luna.
La nave Cassini de la NASA capturó
imágenes a color de la Tierra y la Luna desde su ubicación en el sistema
de Saturno a 1.445.854.740 kilómetros de distancia de nuestro planeta.
MESSENGER, la primera sonda en orbitar Mercurio, tomó una imagen en
blanco y negro desde una distancia de 98 millones de kilómetros como
parte de una campaña para buscar satélites naturales del planeta.
En las imágenes de Cassini la Tierra y
la Luna aparecen solo como puntos visibles entre los anillos de Saturno.
Esta fue la primera vez que la cámara de alta resolución de Cassini
fotografió nuestro planeta y su satélite como dos objetos distintos.
En la imagen de MESSENGER, la Tierra y
la Luna miden menos de un píxel, pero se ven muy grandes debido a su
sobreexposición. Las exposiciones prolongadas son necesarias para
capturar tanta luz como sea posible de objetos potencialmente tenues.
Por eso, los objetos brillantes en el campo de visión se saturan y se
ven más grandes.
Nuestro hogar, la Tierra, y la Luna, solo dos puntos suspendidos en la inmensidad del espacio.
Es un buen momento para recordar las inspiradoras palabras de Carl Sagan:
Desde este punto de vista lejano, la Tierra puede no parecer de cualquier interés particular. Pero, para nosotros, es diferente. Consideremos de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve.
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