Ningun conocimiento se nos da si no existe en nosotros la voluntad de conocer, ninguna droga nos salva si no queremos ser salvados.


"La experiencia más hermosa que podemos tener es lo misterioso. Es la emoción fundamental de la que
nace todo arte y ciencia verdaderos. Quien no la conozca y ya no pueda sorprenderse ni maravillarse, es
como si estuviera muerto y sus ojos estuvieran cerrados"

"Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!"


viernes, 5 de julio de 2013

El nuevo infrahombre

Se trata de un mecanismo de control social sumamente simple: causar traumas y fortalecerlos, causar traumas y fortalecerlos, causar traumas y fortalecerlos.




El individuo cede, la familia cede, el ser humano cede; el control ciudadano se hace total.

El proceso de control mental y social a través del trauma culmina por lo tanto con la inconsciencia, que puede ser “local” o “general”, dependiendo del proceso en el que se encuentre el ciudadano.

Éste ha sido programado para identificar la conciencia con el dolor, la verdad con el miedo, la realidad con el trauma.

Este estado inconsciente resulta muy útil para que la fuerza infrahumana siga con su salvaje intervención quirúrgica.

Con el hombre moderno “anestesiado”, se puede trabajar mejor para continuar la tarea de hacer del hombre otra cosa, otro ser, un “nuevo hombre”.

Antes de dar nacimiento a esa criatura —diseñada específicamente para los intereses del Novus Ordo Seclorum— ( los infrahumanos que nos son inferiores), se hará un trabajo de programación integral llevado a cabo a todos los niveles del individuo.

Veamos a continuación algunos medios de construcción de ese “nuevo hombre”, hijo de un ser humano ya casi inconsciente de su inherente y maravillosa belleza.

Industrias artísticas, cultura pop y deporte.

Todo lo que el hombre moderno piensa, quiere, necesita, opina, rechaza, sigue, admira, detesta, sufre, goza, anhela, desea y compra, se impone como contenido subconsciente colectivo a través de los medios audiovisuales de la televisión, el cine, el internet…

Fuera de esa estructura, no hay nada más allá de la limitada percepción concreta de su día a día en la sociedad moderna: el desayuno, el trabajo, el transporte, sus vecinos…

El hombre moderno dice: “Todo ha cambiado radicalmente…Todo, salvo yo.” Sin embargo, no es así.
¿Qué trabajo interno se ha hecho en lo más profundo del hombre moderno?

En otras palabras más claras: el ser humano es cada vez más estúpido.

Esta estupidez con tendencia a la infrahumanidad se disimula a la perfección gracias a la ilusión de inteligencia mensurable a través de las nuevas aplicaciones científicas.

Es decir, el hombre moderno puede tener un CI de 210, puede desarrollar ingenios tecnológicos que lleva a otros planetas, puede clonar ovejas, volar a velocidad sónica, o trasplantar corazones… y sin embargo, cada día es más estúpido.

Esto resulta comprensible cuando se interpreta el proceso de deshumanización en el que estamos involucrados: la fuerza infrahumana está interesada en hacer del hombre lo que efectivamente está haciendo.

De esta forma, el moderno se siente orgulloso de su residual inteligencia,capaz de desarrollar tecnología o aplicaciones informáticas…

Los infrahumanos sonríen, la infrahumanidad sonríe y se frota las manos ante este orgullo : ella se está saliendo con la suya, ella está ganando la partida, ella está cerca de culminar su proyecto.

Quizás el lector puede reflexionar sobre estas cuestiones a través de algunas preguntas.

Si se ha cambiado el mundo en cincuenta años de tal forma que no lo conoce ni la madre que lo parió, ¿Cómo habrá cambiado mi interior, en qué grado y en qué profundidad?

Si me he considerado siempre como un “ser inteligente”, ¿Por qué la expresión de esa inteligencia no tiene ni rastro de una mínima intelectualidad, sino más bien lo contrario: una inerte tendencia a la sistematización, a la clasificación, a la taxonomía cuantitativa?.

Si siempre me han dicho que “los hombres están evolucionando” y yo me lo he creído, ¿Qué diablos es eso que camina encorvado por la calle, temeroso hasta de su sombra, coleccionador de síndromes y enfermedades, con corbata en el cuello, con un teléfono móvil en la oreja, con chip en su tarjeta de crédito y con un calzoncillo de marca encorsetando un estéril y disfuncional sexo?.

Respuesta a esta última pregunta: es el ser humano residual y superviviente, a través de su utilidad, a los infrahumanos que nos son inferiores en el Novus Ordo Seclorum, o Nuevo Orden.

Y la fuerza infrahumana se refiere a él con sarcasmo como “el nuevo hombre”.

Fuente: Ácratas

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