La fuente subyacente de lo que se está representando en el escenario mundial es la psique inconsciente de la humanidad. Sin embargo, debido a su obviedad, este hecho pasa desapercibido por la mayoría de la gente. Jung dijo: “La psique es la mayor de todos las maravillas cósmicas y el “sine qua non”[ingrediente indispensable] del mundo como objeto. Se encuentra en el extraño del más alto grado que el hombre occidental, con muy pocos, y cada vez menos-excepciones, al parecer le presta tan poco respecto a este hecho. Inundado por el conocimiento de objetos externos, el sujeto de todo conocimiento [la psique] ha sido eclipsado temporalmente hasta el punto de una aparente no-existencia aparente.”
Hemos pasado por alto el hecho de que no podemos
tener una experiencia del mundo aparentemente externo sin la presencia
de la psique. La psique es el órgano a través del cual experimentamos el
mundo aparentemente exterior. Esto quiere decir que a un nivel más
profundo la psique interior y el mundo exterior son inseparablemente
partes unidas de un todo más grande que todo lo abarca. La humanidad
moderna se ha dormido a la importancia primaria de nuestra propia psique
en la creación de nuestra experiencia, nuestro mundo y a nosotros
mismos.
Reconociendo la naturaleza psíquica de nuestra
experiencia es similar a reconocer el carácter onírico de nuestro
universo. Inconscientes del papel que juega en nuestra psique la
co-creación de nuestro universo, nosotros desde la necesidad “soñamos” o
creamos nuestro mundo de tal manera a fin de recordarnos la importancia
profunda de la psique. Esto es análogo a cómo, en un sueño por la
noche, “imaginamos” el inconsciente a la manifestación en, como y a
través del sueño a fin de revelarse a nosotros y ayudarnos a despertar. Y
al igual que en un sueño nocturno, si no captamos el “mensaje” que
nuestro universo onírico nos está revelando, podemos esperar tener
infinitas re-iteraciones de la misma pesadilla despierta, como si
estuviéramos teniendo un sueño recurrente.
Curiosamente, en la cita anterior, Jung utiliza
la palabra “eclipsado”, que significa “ocultar.” Etimológicamente, la
palabra eclipse es el antónimo de la palabra “apocalipsis,” cuyo
significado interno es “la revelación de lo que se ha ocultado. “En
estos tiempos apocalípticos que estamos viviendo, la luz está siendo
“des-eclipsada,” penetrando así nuestro universo hasta el núcleo con el
fin de iluminar la oscuridad oculta a la vista de todos. Algo que se ha
mantenido “oculto” nos está siendo revelado. El velo está siendo
levantado, y el papel integral que la psique humana desempeña en la
co-creación de nuestro mundo se nos muestra en relieve a través del
desarrollo de los acontecimientos en nuestro mundo. Se nos pide
simplemente reconocer lo que está siendo revelado.
Cuando nos disociamos de una parte de nosotros
mismos, desde la necesidad la proyectamos fuera de nosotros mismos y de
manera inconsciente “soñamos,” y creamos el universo a fin de
reflejarnos nuestra disociación psíquica subyacente. Si estamos
disociados de la psique, la psique se disocia de sí misma, que
necesariamente va a escenificar sus efectos en la caja de arena del
mundo exterior. El mundo aparentemente externo no sólo no es
independiente de la psique que está experimentando, pero en realidad es
un reflejo sin mediación de la propia psique. El hecho indiscutible de
que el mundo exterior y la psique interior nunca se encuentran separados
el uno del otro, es decir que están inseparablemente unidos en una
“Unidad” que no puede ser dividida. La obviedad de esta toma de
conciencia es lo que la hace tan aparentemente difícil de ver.
Tendemos no ver el papel primordial que la psique
juega en nuestro mundo, ya que es la psique a través del cual vemos el
mundo en primer lugar. La psique es a la vez objeto y sujeto de su
propia investigación. En la observación de la psique, el observador es
lo realmente observado.
Debido a nuestra falta de consciencia del papel
clave que juega la psique en nuestro mundo, experimentamos esta
disociación de nuestra propia psique a través del medio del mundo
aparentemente externo. Cuando estamos internamente disociados, el mundo
exterior se sueña continuamente hasta encarnar y reforzar nuestra
disociación. El mundo externo es el lienzo sobre el cual la psique da
forma y modela, así como cultiva, su disociación “interior”. El mundo
aparentemente externo queda “ideado” en la materialización para
reflexionar y representar, a forma de cuerpo completo, el estado
interior de disociación dentro de nosotros mismos. Y, sin embargo,
debido a nuestra disociación interna, llegamos a estar convencidos, o
más exactamente, quedarnos en trance, en cuanto a que el problema existe
fuera de nosotros mismos.
Para citar a Jung: “Una vez que los síntomas
estén realmente fuera en alguna forma de socio-política demencial, es
imposible convencer a nadie de que el conflicto está en la psique de
cada individuo, ya que ahora está muy seguro de donde está su enemigo.
Entonces, el conflicto que permanece un fenómeno intra-psíquico [dentro
de la psique] en la mente de la persona que discierne, tiene lugar en el
plano de proyección en forma de tensión política y violencia asesina.
Para producir tales consecuencias, el individuo debe haber sido
adoctrinado a fondo con la insignificancia e inutilidad de su psique y
de la psicología en general.”
El papel que juega la psique en los
acontecimientos del mundo a menudo se mira con desdén, es ridiculizado,
marginado e ignorado. Jung dijo: “…se presta muy poca atención a la
esencia del hombre, que es su psique…. En el mayor instrumento del
hombre, su psique, se piensa poco, por no decir se desconfía y
desprecia. “Es sólo algo psicológico” con demasiada frecuencia
significa: No es nada “Esto es análogo a la forma en la alquimia, la
“materia prima” el material del cual se produce el “oro alquímico” (que
es la consciencia), es muchas veces rechazado, despreciado y un objeto
de repugnancia. Esto también está relacionado con la forma en que la
figura de Cristo, el Mesías que es el símbolo del Verdadero Yo, es a
menudo objeto de burla y desprecio.
Lo qué está siendo escenificado como historia es
en realidad un proceso que es “intra-psíquico,” es decir que es una
experiencia cuyo origen yace en lo profundo de la psique de la
humanidad. Este proceso “interno” está literal y simbólicamente
expresándose a sí mismo e interpretándose de manera colectiva en “el
plano de proyección” del mundo exterior. Nuestra experiencia colectiva
sólo puede continuar desarrollándose de una manera tan criminalmente
violenta si las personas persisten en no darse cuenta de que el
conflicto que están promulgando en el mundo es en realidad una
re-presentación de un proceso que está aconteciendo en el interior
profundo de cada uno de nosotros.
Es casi increíble que la mismísima “raíz” de lo
que se está representando en el mundo sea en sí misma la misma cosa de
la que la mayoría de las personas no son conscientes, negándose a mirar y
a hablar de ella. Jung dijo: “Ya es hora que la humanidad tome
conocimiento de la naturaleza de la psique, ya que es cada vez más
evidente que el mayor peligro que amenaza al hombre proviene de su
propia psique y por lo tanto de esa parte del mundo empírico que menos
conocemos.”
Existe una interconexión entre nuestro “no” mirar
a la raíz de nuestro problema—el papel que la psique desempeña en la
configuración del mundo exterior, y la manifestación destructiva de
nuestro mundo. La psique interior y el mundo exterior son reflejos
interdependientes el uno del otro, recíprocamente en co-surgimiento
juntos. El interior y el exterior son aspectos de un solo campo
unificado, un continuum unitario indivisible. Las implicaciones de este
descubrimiento son cristalinas: Si queremos crear un universo más lleno
de gracia, simplemente tenemos que reconocer lo que el universo nos está
desvelando. Eventos en nuestro mundo continuamente nos muestran que el
origen de nuestra experiencia, de la experiencia misma para el caso,
sólo se puede encontrar dentro de nuestra propia psique.
Jung dijo: “En efecto, es paradójico que la
categoría de la existencia, la indispensable condición sine qua non de
toda la existencia, es decir, la psique, debería tratarse como si sólo
fuera semi-existente. La existencia psíquica es la única categoría de la
existencia de la que tenemos conocimiento inmediato, ya que nada puede
ser conocido a menos que primero aparezca como una imagen psíquica.” El
mundo jamás es experimentado sin la psique. El mundo se manifiesta
dentro de la psique y la psique dentro del mundo. Los dos nunca se
encuentran separados, es decir que son totalmente, des-complicadamente,
inseparablemente y sin esfuerzo alguno.
El mundo y la psique recíprocamente co-surgen en
un auto-generación, circuito de retroalimentación sincrónica. Cada uno
crea y es al mismo tiempo creado por el otro. El mundo y la psique
mutuamente in-forman y dan forma al otro, ya que son interdependientes y
se condicionan mutuamente. El mundo y la psique completamente
compenetran entre sí, co-unidos en un abrazo eterno de la Unidad. No
tenemos que “hacer” nada para hacer esto así. Simplemente tenemos que
reconocer este estado de cosas existente.
El estar disociados de nuestra propia psique nos
hace susceptibles a buscar respuestas fuera de nosotros mismos, ya sea
de la iglesia, el gobierno, otras personas, libros o artículos que
hablan de cómo estamos disociados de nuestra propia psique. Al comentar
sobre mantener a la gente en este estado de disociación, dijo Jung, “Uno
deberá predicarle desde todos los púlpitos de la autoridad que la
salvación siempre viene de afuera.” Cediendo su poder a una autoridad
externa, es como si las personas cayeran bajo un hechizo, llegando a ser
como ovejas, desconectándose de la verdadera fuente de su poder, que es
su propia psique.
Jung continúa: “Luego se les puede llevar
dócilmente al lugar donde por su propia voluntad naturales
[inconsciente] prefieren ir de todos modos: a la tierra de la infancia,
donde uno presenta reclamaciones exclusivamente a los demás, y que, si
se hace el mal, siempre es algún otro el que lo ha hecho. “Entonces
quedamos atrapados en la etapa adolescente de culpar a los demás, lo
cual es el proyectar nuestra propia oscuridad fuera de nosotros mismos.
En la proyección de la sombra, nos negamos a asumir la responsabilidad
de nuestras acciones, siempre jugando el papel del farisaísmo, y víctima
inocente.
Y, sin embargo, cuando jugamos a la víctima y
proyectamos hacia fuera nuestra propia oscuridad, estamos perpetrando
sin darnos cuenta el abuso que queremos evitar. La proyección de la
sombra es en sí misma un reflejo de la violencia interna que nos hacemos
a nosotros mismos por no abrazar nuestra propia oscuridad. Cuando nos
disociamos de nuestra propia oscuridad, este proceso interno se estipula
de forma colectiva en el escenario mundial como la violencia, la
delincuencia, la guerra y la locura. Somos, pues, todos cómplices de lo
que se está escenificando en el teatro del mundo.
En este estado, adolescentes de hacer chivos
expiatorios a otros, estamos secretamente actuando en el papel del
victimario que se esconde tras la apariencia de ser víctimas. Entonces
estamos promulgando el abuso del que nosotros mismos somos víctimas.
Traumatizados nosotros mismos y traumatizando a los demás, de manera
colectiva e involuntariamente promulgamos nuestro trauma en masa sobre
el escenario mundial, de esta modo perpetuando el ciclo interminable de
abusos. Cuando grupos de personas, naciones, o un planeta entero actúan
colectivamente y refuerzan recíprocamente el trauma de los demás, se le
llama “psicosis colectiva”. (Hablo de esto con más profundidad en mi
libro “La locura de George W. Bush: Un reflejo de nuestra Psicosis
Colectiva,” disponible en mi sitio web www.awakeninthedream.com).
El nuestro es un tiempo extremadamente peligroso.
Jung dijo: “… el futuro será decidido ni por la amenaza de animales
salvajes, ni por una catástrofe natural, ni por el peligro de epidemias
en todo el mundo, sino simple y únicamente por los cambios psíquicos en
el hombre. Sólo se necesita una perturbación de equilibrio casi
imperceptible en algunas de nuestras cabezas gobernantes para sumir al
mundo en la sangre, el fuego y la radiactividad.” Nosotros, como especie
nos acercamos rápidamente a un horizonte de sucesos. La oscuridad que
se está manifestando en nuestro mundo o bien continuará generando
sufrimiento y la autodestrucción interminable, o se precipitará una
expansión de la consciencia y nos despertará.
Lo que se manifiesta de manera colectiva en el
ámbito mundial es el reflejo de un proceso psico-espiritual más
profundo, que se ha producido dentro de los individuos desde tiempos
inmemoriales. Para citar a Jung, “Y así podemos hacer un paralelo: al
igual que en mí, una sola persona, la oscuridad llama a una luz
servicial, así lo hace en la vida psíquica de un pueblo.” La oscuridad
que se está manifestando en nuestro mundo es una expresión de que la luz
está cerca, al igual que las sombras son expresiones de la luz. Todo
depende de si somos capaces de aprovechar la “luz servicial” de la
consciencia que está provocada por la oscuridad. Si somos capaces de
conectar con esta emergente luz de la consciencia y reconocer lo que se
revela por la oscuridad, podremos creativamente mediar, transformar y
asimilar estos poderes destructivos más oscuros, de la psique.
Paradójicamente, la causa y la cura de nuestra
psicosis colectiva se encuentran dentro de la psique humana.
Secretamente codificada en la epidemia psíquica en la que hemos caído es
su propia medicina. Escondida en nuestra locura colectiva están las
claves para su resolución y sanación. Nuestra propia locura colectiva
nos está desvelando el papel crucial que nuestra propia psique juega la
formación de eventos en nuestro mundo.
La parte de nosotros que no ve que nuestra
experiencia de nosotros mismos y del mundo existen en la psique es en sí
misma una manifestación de la psique. El reconocer este hecho se
produce dentro de los confines <que todo lo abarca> de la psique.
Reconocer el papel profundo de la psique en la creación de la locura de
nuestro mundo ocurre en el organismo de la propia psique. La psique, a
través de sus efectos no locales en la configuración de nuestro mundo y
de nosotros mismos, nos invita a participar en su y nuestra propia
transformación y la auto-realización.
Tanto como si nuestra locura colectiva sigue
destruyéndonos, o nos despierta al potencial de apariencia onírica, de
composición abierta, de nuestra situación actual, depende de nuestro
reconocimiento de lo que nos está revelando. Paradójicamente, tanto el
origen y la re-solución de lo que se escenifica en el mundo de hoy se
encuentra dentro de nuestra propia psique. Todo lo que tenemos que hacer
para ver es abrir los ojos y mirar. El universo, o mejor dicho, la
psique, nos pide que no hagamos nada menos.
Artículo de Paul Levy IT’S ALL IN THE PSYCHE, Traducido por Gladys Molina
Fuente: Empoweredbyknowledge
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