Los cerdos tienen un sistema digestivo similar a las personas, por lo que el grupo de científicos espera poder investigar si los humanos también sufren los mismos problemas.
Cerdos alimentados con soja y maíz se enferman por transgénicos. (Jeff J Mitchell/Getty Images)
Durante un estudio realizado por el Instituto de Salud y Medio
Ambiente IHER de Australia, interesado en la seguridad de los
alimentos, junto a un equipo en Estados Unidos, científicos dieron de comer
soya y maíz transgénicos a un grupo de cerdos en granjas de producción
comercial y comprobaron un aumento de enfermedades
gástricas severas y un elevado peso del útero en las hembras.
Se seleccionó un grupo aleatorio
de cerdos, con igual cantidad de machos y hembras, y se los alimentó con soya y
el maíz genéticamente modificado. A su vez a otro grupo se le dio alimentación
normal.
Los resultados no mostraron
diferencias en la ganancia de peso, la mortalidad y las mediciones de sangre de
rutina.
Lo que se detectó fue una mayor
tasa de inflamación severa del estómago, equivalente a un 32% frente a un 12%.
Incluso la inflamación fue más dañina en los machos.
A su vez en las hembras, los
úteros de los cerdos con alimentación transgénica eran 25% más pesados.
La doctora Judy Carman, profesora
afiliada a la Universidad Flinders, Adelaide, Australia, comunicó que
"encontramos estos resultados en condiciones reales en las explotaciones
agrícolas, no en un laboratorio, pero con el beneficio añadido de controles
científicos estrictos que no están normalmente presentes en las granjas”.
"En segundo lugar, se
utilizaron cerdos. Los cerdos con estos problemas de salud terminan en
nuestro suministro de alimentos. Nos los comemos”, agrega la especialista.
Con una clara advertencia por los
potenciales peligros para la salud humana, la doctora Carman dice que se
estudiaron cerdos. "Los
cerdos tienen un sistema digestivo similar a las personas, por lo que tenemos
que investigar si las personas también están recibiendo los problemas
digestivos de
comer los cultivos transgénicos”, advirtió la doctora Carman.
El equipo de estudio liderado por
Carman explicó que los efectos adversos se encontraron cuando alimentaron a los
animales con una mezcla de cultivos transgénicos que contienen tres tipos de genes,
además de las proteínas transgénicas que estos genes producen.
Para Carman es extraño que
“ningún (sistema) regulador de alimentos en todo el mundo solicitó una
evaluación de la seguridad de los posibles efectos tóxicos de estas mezclas.
Los reguladores simplemente asumen que no pueden suceder”.
Los resultados “proporcionan
pruebas claras de que los reguladores deben evaluar la seguridad de los
cultivos transgénicos que contienen mezclas de genes transgénicos,
independientemente de si se producen esos genes en la planta de GM o en una
mezcla de plantas modificadas genéticamente que se consumen en la misma comida,
incluso si los reguladores ya han evaluado plantas transgénicas que contienen
genes transgénicos individuales en la mezcla”, señala el estudio.
El mismo problema fue reportado
en estados Unidos en la revista de la agricultura Effektivt
Landbrug del 13 de abril de 2012 por el productor Borup Perderson, según
cita el Instituto de Ciencias y Sustentabilidad
en la Sociedad.
Perderson describió que sus
cerdos sufrieron de síntomas que incluyen diarrea crónica, defectos de
nacimiento, problemas reproductivos, disminución del apetito, hinchazón,
úlceras de estómago, debilidad y lechones más pequeños, con la reducción de
tamaño de las camadas.
Para Perderson fue también
un problema de rentabilidad de la explotación, con un menor número de animales
sanos, y crecientes costos de los medicamentos.
Un agricultor con sede en Iowa,
Howard Vlieger, uno de los coordinadores del estudio, dijo: "durante el
tiempo que los cultivos transgénicos han sido el suministro de alimentación,
hemos visto el aumento de los problemas digestivos y reproductivos en animales.
Ahora está científicamente documentado”, de acuerdo a lo citado por la doctora
Carman.
"En mi experiencia, los
agricultores han encontrado mayores
costos de producción y de uso de antibióticos en la alimentación durante la escalada
de los cultivos transgénicos. En algunas operaciones, la pérdida por la muerte
del ganado es alto, y hay problemas inexplicables, incluyendo abortos
espontáneos, malformaciones de los animales recién nacidos, y una apatía
general y la falta de satisfacción en los animales”, dijo Vlieger.
El ganadero explicó que en
algunos casos, los animales que comen los cultivos transgénicos son muy
agresivos. “Esto no es sorprendente, dada la magnitud de la
irritación del estómago y la inflamación ya documentada”.
“No he visto ningún beneficio
financiero para los agricultores que alimentan los cultivos transgénicos a sus
animales”, destacó Vlieger.
La investigación se realizó en
dos continentes y fue publicado en la revista Journal de los sistemas
orgánicos. En cada animal el estudio de su alimentación duró más de cinco
meses, lo que corresponde a la vida útil comercial normal de un cerdo.
El equipo de Judy Carman, incluyó
a Howard R Vlieger, Larry J Ver Steeg, Verlyn E Sneller, Garth W Robinson,
Catherine A Clinch-Jones, Julie me Haynes, y John W Edwards.
En un estudio
anterior realizado por otro grupo de científicos, esta vez en
un laboratorio, también sufrieron enfermedades. Se detectó que las ratas al ser
alimentadas con transgénicos, al llegar a la mitad de su vida sufren
malformaciones.
Diversos grupos científicos
instan a las autoridades tomar medidas por los potenciales efectos dañinos a
largo plazo en el ser humano.
Fuente: LaGranÉpoca
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