La tercera ley universal que nos enseñó Hermes en el Kybalión dice: “Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra”. Vamos a estudiar que todo lo que existe en el Universo está cambiando permanentemente. Todo, tanto las personas como el resto de seres vivos, se encuentran en una continua transformación. Pero también los objetos inanimados están siempre vibrando, aunque el ojo humano sea incapaz de percibirlo. Este tercer principio universal nos invita a practicar el desapego del que tanto habla el budismo, pues sufrimos única y exclusivamente por nuestros apegos, por no asumir que todo cambia y que nada en nuestra vida es para siempre.
La física demostró que cada objeto está compuesto
por miles de millones de átomos. Estos átomos tienen electrones que
giran alrededor del núcleo atómico. Podemos decir que cuando la
vibración es muy baja la materia está en reposo, pero en realidad esta
afirmación no es cierta, porque en realidad está vibrando
permanentemente. Por ejemplo, el monitor que tienes ante ti está
moviéndose ahora mismo, pero la vibración es muy baja y por eso tu ojo
no lo percibe. Y cuando la vibración es muy alta entramos en el terreno
del espíritu. Si ésta se produce a una frecuencia altísima, tenemos la
impresión de que no hay movimiento, cuando realmente sí lo hay. Leí una
vez un ejemplo práctico que permitirá que lo entendamos mucho mejor.
Imaginemos las paletas de un ventilador. Cuando está desconectado
podemos percibirlas perfectamente, pero a altas velocidades desaparecen
para nuestros ojos: exactamente lo mismo sucede a nivel vibracional con
las frecuencias más altas.
Nuestro cuerpo está permanentemente intercambiando
átomos con nuestro entorno, por ejemplo, al respirar. Pero también,
cuando ingresamos en cualquier lugar, intercambiamos energías. Lugares
como el mar, los bosques, los lagos, nos cargan con una energía muy
positiva, mientras que los atestados de gente, muy polucionados y
turbulentos, contaminan nuestra energía. ¿Por qué si no decimos a menudo
que tal lugar nos da buenas o malas vibraciones? Pues porque en
realidad es así.
La ciencia ha descubierto recientemente que nuestro
cuerpo está pensado para regenerarse y, teóricamente, jamás envejecer.
¿Por qué envejecemos entonces?: porque hemos asumido que tiene que ser
así. Si asumimos que a los cuarenta comienza el declive físico, nuestra
mente dará esa orden al cuerpo y éste obedecerá a nivel celular. De ahí
que las personas optimistas y joviales siempre tengan mejor aspecto y
salud que los cascarrabias patológicos o los temerosos crónicos. Si
quieres elevar tu vibración personal y por tanto mejorar tu salud tienes
que cuidar sobremanera tres aspectos: tus palabras, tus creencias y tus
sentimientos. Otra forma de mejorarla es practicando el silencio. El
estado de contemplación que se alcanza en silencio eleva nuestra energía
a niveles muy altos. Pero sin duda el sentimiento que más logra elevar
nuestras vibraciones es el amor. Tu salud, incluso a nivel celular,
depende también de ti mismo.
Fuente: FernandoSolera
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