Sólo en vallas y anuncios de televisión algunos productos del mercado pueden ocultar su fraudulenta realidad. El bombardeo publicitario ha convertido a ciertas marcas en elementos omnipresentes en la cotidianidad de los ciudadanos estadounidenses. Sobre los “mitos” se erigen las campañas que enamoran a consumidores que en la mayoría de los casos compran estereotipos y no bienes para satisfacer sus necesidades.
Ante este escenario, no es descabellado
decir que cualquier persona al salir a la calle puede toparse al menos
con tres anuncios de Coca-Cola, porque el logo de la firma pareciera
reclamar un espacio entre los íconos de la sociedad contemporánea, luego
de que la bebida se convirtió en el refresco más vendido del siglo XX,
según la publicación especializada Beverage Digest.
En Estados Unidos cada ciudadano consume un promedio de 96 litros de Coca-Cola anuales, situación que ha sido denunciada por la Organización de las Naciones Unidas por el efecto negativo en la salud pública que tiene el incremento del consumo de esta bebida azucarada que es presentada en el mercado, actualmente, como un líquido refrescante que sirve de boleto a la felicidad.
Gato por liebre
Mientras la compañía promueve la felicidad por una parte, por otra
venden un producto que desde el año 1980 contiene jarabe de maíz de alta
fluctosa (HFCS), ingrediente que nutricionistas señalan como un posible
agravante para los casos de obesidad en el país que ya se convierten en
un problema crónico en doce estados, informó el Centro de Control y
Prevención de Enfermedades.
El consumo de este tipo de productos tiene tanto impacto en el peso de los ciudadanos que en Nueva York se aprobó a mediados de septiembre de este año, un estatuto promovido por el alcalde Michael Bloomberg que prohíbe la venta de sodas y bebidas azucaradas mayores de 16 onzas para atacar los crecientes índices de gordura en una de las ciudades más pobladas de la nación.
Por otra parte, un informe de la Mayo Clinic Women Health destaca que los consumidores de Coca-Cola tienen menor ingesta en sus organismos de magnesio y calcio, por lo que se relaciona la gaseosa con afecciones a largo plazo como el desarrollo de osteoporosis en mujeres de avanzada edad por la presencia de ácido fosfórico en el líquido.
El producto ha sido criticado por el uso de cafeína en su receta porque este componente puede causar dependencia física, al igual que la nicotina de los cigarrillos Marlboro que junto a la soda de la lata roja lideran el mercado de ventas por marca, logrando sumar ambas firmas a finales de 2011 unos 15 billones de dólares en dividendos, de acuerdo a la develado por un informe de la analista AC Nielsen.
Cowboy killers
La compañía Marlboro entre 1954 y 1999 convirtió en un mito la imagen de
un vaquero saludable y viril que caminaba en medio de la naturaleza
fumando ese nuevo cigarrillo con filtro que venía dentro de una
cajetilla roja con letras negras, actualmente la más vendida dentro del
rubro del tabaco.
Gracias a las estrategias publicitarias de esta empresa se logró consolidar la imagen de ese hombre que glorificaba el acto de fumar, impulsando así una industria que cobra cuatro millones de vidas anuales, número que podría llegar a duplicarse para 2020 según las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud.
Gracias a las estrategias publicitarias de esta empresa se logró consolidar la imagen de ese hombre que glorificaba el acto de fumar, impulsando así una industria que cobra cuatro millones de vidas anuales, número que podría llegar a duplicarse para 2020 según las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, la salud del Marlboro Man sólo fue perdurable en las vallas publicitarias porque tres de los modelos que lo representaron (Wayne McLaren, David McLean y Dick Hammer) murieron de cáncer de pulmón por el consumo del mismo producto que publicitaban, por lo que para algunos el cigarrillo adoptó el nombre de “cowboy killers”.
La pastilla azul
En un “tigre” prometieron convertir los laboratorios Pfizer a aquellos
hombres que padecían de disfunción eréctil en el año 1998, período en el
que introdujeron en el mercado de Estados Unidos la Viagra, pastilla
que hasta la fecha es una de las más recetadas para contrarrestar este
mal, según reseña la página web oficial de la empresa.
No obstante, este salvador de parejas y records sexuales, que era promocionado a través de la televisión con la imagen de personajes como el futbolista Pelé, se convirtió en una amenaza porque desde su lanzamiento hasta el año 2010 dejaba un promedio de 1.000 hombres muertos a escala global, promedio establecido por el instituto Uppsala Monitoring Center.
A pesar de este fenómeno, las ventas de la pastilla azul no se han interrumpido en suelo norteamericano y las víctimas siguen apareciendo porque este medicamento puede ocasionar una baja en la tensión arterial peligrosa o infartos, destacan boletines de la Asociación Estadounidense de Cardiólogos. La pérdida parcial de la audición y un impacto en la visión que dificulta distinguir ciertos colores como el azul y el verde, son otro de los efectos que podría traer el ingerir una pastilla de Viagra, reseña la página oficial de Pfizer Estados Unidos. ¿Podrá usted ser un tigre bajo estas condiciones?
Llegó a las finanzas
Los productos engañosos pueden ser letales para las economías de los
países. Un ejemplo de esto fueron las hipotecas subprime con las que
muchos estadounidenses compraron la casa de sus sueños que nunca fue
suya y las entidades financieras vivieron una bonanza ficticia. Esto
terminó impactando la economía de Estados Unidos en el año 2008 y fungió
como detonante de la crisis financiera que mantiene en vilo al globo
terráqueo.
Las hipotecas subprime se prestaban para hacer transacciones que aparentemente generaban dividendos para los bancos, pero más bien se encargaron de dejar a las entidades financieras sin liquidez y cuando la verdad salió a la luz, los mismos creadores de ese producto se vieron afectados, generando una fuerte recesión que aún afecta a las economías más industrializadas del mundo y que dejó a cientos de personas sin hogar.
En este caso, la fraudulenta realidad de las hipotecas subprime y la resonante información de la poca confiabilidad de esos créditos en los cuales los grandes bancos estadounidenses y fondos de inversión tenían comprometidos sus activos llegó a un punto insostenible que provocó una crisis de desconfianza y pánico que contagió a la bolsa de valores de Wall Street y posteriormente llevó al desplome de la economía mundial.
Fuente: Mercadodedinerousa
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