La nave hizo un agujero en el satélite, lo que señala que el terreno de este no es demasiado duro ni demasiado blando
Casi ocho años después de que aterrizara en Titán, la sonda Huygens
sigue dando sorpresas e información a los científicos. Los datos sobre
su aterrizaje revelan que dejó un hoyo de unos 12 centímetros de
profundidad, y que luego rebotó y se deslizó sobre el terreno. Por
tanto, el suelo de este satélite debe ser lo suficientemente blando como
para que se formara un hoyo, y lo suficientemente duro como para que la
sonda rebotara.
Un nuevo análisis revela que la sonda Huygens
de la ESA rebotó, se deslizó y se tambaleó durante los 10 segundos
posteriores a su aterrizaje en Titán, el mayor de los satélites de
Saturno, en enero de 2005. Estos resultados nos ayudan a comprender
mejor la naturaleza de la superficie de esta luna.
Los científicos, según la nota de prensa de la ESA, han sido capaces de reconstruir la cadena de eventos posteriores al aterrizaje tras analizar los datos de varios instrumentos que permanecieron encendidos durante el impacto y, en particular, el registro de las aceleraciones experimentadas por la sonda.
Los datos de los instrumentos fueron comparados con simulaciones hechas por ordenador y con los resultados de un ensayo de caída realizado con un modelo de Huygens diseñado específicamente para reproducir la dinámica del aterrizaje.
El análisis desvela que Huygens dejó un hoyo de unos 12 centímetros de profundidad al entrar en contacto con la superficie de Titán, y que luego rebotó sobre una superficie plana.
La sonda, inclinada 10 grados respecto a la dirección de desplazamiento, se deslizó unos 30-40 centímetros sobre el terreno.
El rozamiento con la superficie la fue frenando y, antes de detenerse por completo, se tambaleó cinco veces, siendo la amplitud de cada oscilación la mitad de la anterior.
Los sensores de Huygens continuaron registrando pequeñas vibraciones durante otros dos segundos, hasta que el movimiento se detuvo por completo 10 segundos después del aterrizaje.
Los científicos, según la nota de prensa de la ESA, han sido capaces de reconstruir la cadena de eventos posteriores al aterrizaje tras analizar los datos de varios instrumentos que permanecieron encendidos durante el impacto y, en particular, el registro de las aceleraciones experimentadas por la sonda.
Los datos de los instrumentos fueron comparados con simulaciones hechas por ordenador y con los resultados de un ensayo de caída realizado con un modelo de Huygens diseñado específicamente para reproducir la dinámica del aterrizaje.
El análisis desvela que Huygens dejó un hoyo de unos 12 centímetros de profundidad al entrar en contacto con la superficie de Titán, y que luego rebotó sobre una superficie plana.
La sonda, inclinada 10 grados respecto a la dirección de desplazamiento, se deslizó unos 30-40 centímetros sobre el terreno.
El rozamiento con la superficie la fue frenando y, antes de detenerse por completo, se tambaleó cinco veces, siendo la amplitud de cada oscilación la mitad de la anterior.
Los sensores de Huygens continuaron registrando pequeñas vibraciones durante otros dos segundos, hasta que el movimiento se detuvo por completo 10 segundos después del aterrizaje.
Una piedra en el camino
“Un pico detectado en los datos de aceleración sugiere que en su primer tambaleo la sonda se encontró con una piedra que sobresalía unos 2 centímetros, a la que hundió en el terreno. Esto podría indicar que la superficie tenía una consistencia similar a la de la arena blanda y húmeda”, describe Stefan Schröder, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar y autor principal del artículo que presenta estos resultados en la publicación Planetary and Space Science.
Si la sonda hubiese aterrizado sobre una superficie mojada, como el lodo, sus instrumentos habrían registrado un simple ‘paf’, sin muestras de rebote o deslizamiento.
Por lo tanto, la superficie tendría que haber sido lo suficientemente blanda como para que Huygens dejase un hoyo, pero lo suficientemente dura como para soportar el tambaleo de la sonda.
“Los datos del aterrizaje también indican la presencia de una especie de polvo ‘esponjoso’, probablemente relacionado con los aerosoles orgánicos presentes en la atmósfera de Titán, que se habría levantado por el impacto, quedando en suspensión durante unos cuatro segundos”, añade Schröder.
El hecho de que el polvo se levantase con facilidad sugiere que estaba seco, lo que indicaría que no había ‘llovido’ etano o metano líquido antes del aterrizaje.
“Este estudio nos lleva de vuelta al histórico momento del aterrizaje de Huygens sobre el mundo más remoto jamás visitado por una sonda de aterrizaje”, añade Nicolas Altobelli, científico del proyecto Cassini-Huygens para la ESA. “Los datos de Huygens, años después del fin de su misión, nos revelan cómo transcurrieron esos primeros segundos después del aterrizaje”.
“Un pico detectado en los datos de aceleración sugiere que en su primer tambaleo la sonda se encontró con una piedra que sobresalía unos 2 centímetros, a la que hundió en el terreno. Esto podría indicar que la superficie tenía una consistencia similar a la de la arena blanda y húmeda”, describe Stefan Schröder, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar y autor principal del artículo que presenta estos resultados en la publicación Planetary and Space Science.
Si la sonda hubiese aterrizado sobre una superficie mojada, como el lodo, sus instrumentos habrían registrado un simple ‘paf’, sin muestras de rebote o deslizamiento.
Por lo tanto, la superficie tendría que haber sido lo suficientemente blanda como para que Huygens dejase un hoyo, pero lo suficientemente dura como para soportar el tambaleo de la sonda.
“Los datos del aterrizaje también indican la presencia de una especie de polvo ‘esponjoso’, probablemente relacionado con los aerosoles orgánicos presentes en la atmósfera de Titán, que se habría levantado por el impacto, quedando en suspensión durante unos cuatro segundos”, añade Schröder.
El hecho de que el polvo se levantase con facilidad sugiere que estaba seco, lo que indicaría que no había ‘llovido’ etano o metano líquido antes del aterrizaje.
“Este estudio nos lleva de vuelta al histórico momento del aterrizaje de Huygens sobre el mundo más remoto jamás visitado por una sonda de aterrizaje”, añade Nicolas Altobelli, científico del proyecto Cassini-Huygens para la ESA. “Los datos de Huygens, años después del fin de su misión, nos revelan cómo transcurrieron esos primeros segundos después del aterrizaje”.
Fuente: Tendencias21
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