Hoy, como cada día, morirán de hambre 24.000 personas en un mundo donde 3.500 millones de personas, la mitad de la humanidad, sobreviven en la pobreza.
Cuesta dos días y cinco reuniones decidir una nueva guerra en Líbia, pero está costando varias décadas el asumir una cifra que está fijada desde hace mucho como objetivo: 50.000 millones de dólares. La cifra que el PNUD (Programa de las Naciones para el Desarrollo) estableció como necesaria para erradicar el hambre en el mundo.
50.000 millones de dólares que tan sólo representan el 1,08% de lo que los estados han invertido en el rescate bancario des de 2007: 4,6 billones de dólares. 92 veces más de lo que hace falta para erradicar el hambre en el mundo.
Acostumbrados a hablar siempre de extrema pobreza, la extrema riqueza también tiene una contabilidad más que elocuente: el 0,9% de la humanidad ostenta el 39% de la riqueza mundial.
El 1,3% de sus ingresos serviría per erradicar, nuevamente, el hambre en el mundo. Idéntica comparación merece el gasto militar mundial, situado en récords históricos de 1,6 billones de euros: Sólo el 4% seria suficiente para poner fin al hambre en el mundo.
Sólo durante el 2009, el número de personas multimillonarias pasó de 793 a 1.011, mientras su fortuna total pasaba de 2,4 a 3,6 billones de dólares.
De hecho, según datos de 2004, la riqueza de las tres fortunas individuales más grandes del planeta equivalían al PIB de los 48 estados más pobres del mundo.
Y es que el 1% de la población mundial tiene una renta anual equiparable al 57% de la humanidad. La desigualdad se reproduce en el abismo de la brecha Norte-Sur, entre los países enriquecidos y empobrecidos por el capitalismo. El 20% más rico del planeta absorbe hoy el 83% del PIB mundial. El 20% más pobre tan sólo tiene el 1%.
Fuente: LibreRed
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