El sector supera 800.000 millones de dólares en facturación
Mientras las autoridades a escala mundial, por una parte, se dedican a perseguir a los narcotraficantes para encarcelarlos, por otra dejan actuar de manera impune a otros “capos” que venden drogas que “curan enfermedades”, pero que en muchos casos llegan a ser tan letales para los seres humanos como una sobredosis de cocaína.
La industria farmacéutica es uno de los negocios más lucrativos del mundo. Valorada en 856.000 millones de dólares a finales de 2010, supera a la venta de drogas ilegales que alcanza a generar 320.000 millones anuales, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La prisión es el castigo para aquellos que insisten, “sin patente”, en mantener una parte del mundo drogado con estupefacientes, pero para los directivos de los laboratorios de medicinas la sanción no es tan severa, ya que los “arreglos” sirven para comprar la libertad de esos que ven en las enfermedades una oportunidad de negocio.
En el mes de julio de este año, 60 millones de dólares le costó a la farmacéutica Pfizer el arreglo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos para expiar sus culpas por sobornar a médicos y funcionarios públicos en el extranjero con el objetivo de que promovieran sus productos y así conseguir una mejor posición en el mercado.
El gran arreglo
En esa misma semana, el laboratorio GlaxoSmithKline. LLC (GSK) no corría con la misma suerte, ya que la promoción de dos productos no aprobadas por la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), y el ocultamiento de información importante de seguridad en el uso de un tercer medicamente le costó 3.000 millones de dólares.
Esta empresa de origen británico que, según el IMS Health (es un proveedor líder de información de la industria de la salud en todo el mundo), tiene bajo su control el 4.5% del mercado rompió un record histórico, debido a que las autoridades norteamericanas no habían logrado conseguir una indemnización tan elevada en un caso de fraude ejecutado dentro del sector salud.
Tres bombas tóxicas
Los antidepresivos Wellbutrin y Paxil eran promocionados hasta para ser recetados a jóvenes menores de 18 años que padecieran de depresión u otras afecciones, como ansiedad o adicción, mientras que el Avandia se vendía a los diabéticos a sabiendas de que la droga era dañina para el sistema cardíaco.
Información recogida por los fiscales devela que esta práctica de GSK se llevó a cabo entre 1997 y 2004, tiempo en el cual empleaban como técnica de marketing ofrecer a los médicos vacaciones en Europa, alojamiento en costosos hoteles, costeo de conferencias y hasta tickets para conciertos de Madonna con el fin de que recetaran los productos.
Las publicaciones en medios de comunicación impresos y audiovisuales eran otra forma de promocionar masivamente las drogas, llegando a pagar incluso 275.000 dólares al doctor Drew Pinsky para promocionar el Wellbutrin en su conocido programa de radio, de acuerdo a lo informado por la Internacional Society of Drug Bulletins.
Esta organización señala que GSK había pagado entre los años 1991 y 2010 más de 4.500 millones de dólares en multas, debido a que mantiene un historial de “violaciones legales y de Derechos Humanos”, que se extienden por diversos países incluidas naciones de América Latina, como Argentina.
Tres meses antes del arreglo histórico de GSK, Johnson &Johnson afrontaba una sanción de más de 1.100 millones de dólares por ocultar el riesgo de uso del antipsicótico conocido como Risperdal que entró en el mercado en el año 1994 y puede estimular la creación de tumores, e incluso la muerte en pacientes de avanzada edad.
El IMS Health estima que las ventas de medicamentos crecerán entre 4% y 7% en los próximos tres años. ¿Crecerá al igual que este número la cantidad de víctimas que verán los efectos letales de las drogas farmacéuticas años después de ser ingeridas confiando en la recetas del doctor?
Fuente: Mercadodedinerousa
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