El diario La Vanguardia publicó hace unos dias un interesantísimo artículo y entrevista con Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia en la que afirma que las ondas cerebrales se sincronizan con las variaciones del ritmo cardiaco, es decir: el corazón condiciona a la cabeza. La conclusión es que el corazón tiene cerebro? es posible que los "sentimientos" del corazón puedan interprestarse como un estado de conciencia inteligente?
Annie Marquier determina en su investigación que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.“Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza”.
No me voy a explayar en las cuatro conexiones porque se puede leer la entrevista completa en el diario español (enlace al final de este artículo).
Lo relevante desde el punto de vista de la autora es que el corazón puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones. “Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor”.
Para colmo, afirma la científica, ”el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico”.
El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza.
Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es desordenada, con ondas incoherentes.
Pero hay más: las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.
Así que, el cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta de la realidad.
Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.
También os dejo un video-entrevista a Annie Marquier:
Fuente: EcoNoticias
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