El término Disruptor Hormonal (o Endocrino) define a cualquier sustancia que una vez incorporada en el organismo interfiere en el funcionamiento del sistema hormonal mediante la suplantación de la hormonas naturales, el bloqueo de su acción, o el aumento o disminución de sus niveles. Entre ellas se encuentran las sustancias persistentes y bioacumulativas que incluyen algunos pesticidas, sustancias químicas industriales, productos sintéticos y metales pesados.
Los efectos de los disruptores endocrinos pueden ser distintos sobre el embrión, el feto o el adulto; se manifiestan con mayor frecuencia en la descendencia que en el progenitor expuesto; el momento de la exposición en el organismo en desarrollo es decisivo para determinar el carácter, la gravedad y la evolución de la patología; y aunque la exposición crítica tenga lugar durante el desarrollo embrionario, las manifestaciones pueden no ser evidentes hasta la madurez del individuo.
Entre las sustancias químicas de efectos disruptores sobre el sistema endocrino figuran: las dioxinas y furanos;
numerosos plaguicidas como el endosulfán (de amplio uso en la
agricultura española, a pesar de estar prohibido en numerosos países)o
el DDT; los PCBs; el HCB; los ftalatos, utilizados en la fabricación de PVC; los alquilfenoles,
antioxidantes presentes en el poliestireno modificado y en el PVC, y
como productos de la degradación de los detergentes; y el bisfenol-A, de amplio uso en la industria agroalimentaria de nuestro país.
Estos compuestos crearon alarma en los años '60 después de la publicación del libro Silent Spring de Raquel Carson, que advertía de la desaparición de varias familias de aves debido a la acción del DDT y de la posible trascendencia que este hecho podría tener en humanos. Nuestro futuro robado "¿Amenazan las sustancias químicas sintéticas nuestra fertilidad, inteligencia y supervivencia?", escrito por Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers, reunió por primera vez las alarmantes evidencias obtenidas en estudios de campo, experimentos de laboratorio y estadísticas humanas, para plantear en términos científicos, pero accesibles para todos, el caso de este nuevo peligro. Comienza allí donde terminaba Primavera silenciosa, revelando las causas primeras de los síntomas que tanto alarmaron a Carson. Basándose en décadas de investigación, los autores presentan un impresionante informe que sigue la pista de defectos congénitos, anomalías sexuales y fallos de reproducción en poblaciones silvestres, hasta su origen: sustancias químicas que suplantan a las hormonas naturales, trastornando los procesos normales de reproducción y desarrollo.
Más información aquí
Fuente: ProyectoInma
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario aquí