¿Es el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) la causa del SIDA?
Introducción
"Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis de que el VIH es la causa del SIDA es un error diabólico".
(Palabras de Kary Mullis, Premio Nobel de Química 1993, en el prólogo del libro "Inventando el virus del SIDA", de Peter Duesberg 1)
¿Es posible que el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) NO sea la
causa del SIDA? ¿Es posible que la inmensa mayoría de los ministerios y
servicios públicos de salud, facultades de medicina, centros médicos,
organizaciones y publicaciones científicas, e incluso la Organización
Mundial de la Salud, lleven 20 años aceptando y difundiendo una "versión oficial" que
no está respaldada por ninguna evidencia científica? ¿Es posible que el
VIH, el virus asesino que 70 millones de personas han creído tener en
la sangre, ni siquiera exista? ¿Es posible que los que defienden la "versión disidente",
entre los cuales hay al menos 2 Premios Nobel, hayan sido
sistemáticamente censurados por casi la totalidad de los medios de
comunicación del mundo? ¿Es posible que 26 millones de personas hayan
muerto por una enfermedad falsa? ¿Es posible que el SIDA sea el negocio
más perverso de las últimas décadas, o tal vez de la historia?
Probablemente, la gran mayoría de las personas que lean estas preguntas responderá dentro de su cabeza "No, nada de eso es posible". Algunos dirán "El mundo está podrido, pero nunca tanto…" Otros irán un poco más lejos: "Tal
vez las multinacionales farmacéuticas estarían dispuestas a montar un
negocio semejante, pero no podrían obtener la complicidad de las
escuelas de medicina, las revistas científicas, o los médicos
independientes que no obtendrían ningún beneficio".
Sin embargo, cualquiera que se considere escéptico, que esté
anímicamente dispuesto a aceptar que lleva años creyendo mentiras y
sumergido en la ignorancia, y que se dé el tiempo de buscar información
relacionada a la "versión disidente" sobre el VIH y el SIDA en
internet (el único medio de comunicación que los poderes políticos y
económicos no pueden controlar), encontrará toneladas de información
como para entender que todas las preguntas del primer párrafo tienen una
escalofriante respuesta: Sí, todo ello es posible.
Soy demasiado ignorante sobre biología, química y medicina como para
saber a ciencia cierta qué es verdadero y qué es falso en este tema,
pero al menos estoy seguro de una cosa: durante 20 años se nos ha
ocultado mucha información, y ese solo hecho me parece inaceptable.
2. La ignorancia está de moda
Hace 5 años, mi única preocupación sobre el VIH y el SIDA era ser
prudente en mi vida sexual para evitar contagiarme, y nunca me preocupé
de informarme más allá de los métodos de prevención.
Pero en 1999 supe que existía una "versión disidente", totalmente opuesta a la oficial. Primero leí en la Zona de Contacto
un reportaje sobre Kary Mullis, y tres años después una entrevista a un
doctor chileno llamado Gonzalo Larraín, en el desaparecido Diario
Noreste (ya hablaré de ambos personajes). Me invadieron la curiosidad y
la ansiedad por encontrar respuestas, y desde entonces he pasado cientos
de horas en internet buscando información que me parezca confiable
sobre esta "versión disidente", tratando de responder las
muchas preguntas que inevitablemente han ido apareciendo. Gracias a eso,
ahora sé algo sobre el tema, aunque todavía es muy poco, pero
suficiente como para tener numerosas dudas razonables acerca de la
versión oficial.
En estos 5 años he conversado el tema con unas 50 personas, entre
familiares, amigos y conocidos. Casi todos leen diarios, revistas y
libros, ven bastante televisión por cable, y tienen internet en sus
casas. Pese a su fácil acceso a la información, ninguno de ellos había
escuchado o leído algo sobre la versión disidente. Para el 100% de mis "encuestados", había una sola verdad sobre el SIDA, y además sabían muy poco sobre esa "verdad".
Muchos de ellos pusieron cara de sorpresa cuando supieron que VIH y
SIDA no son sinónimos (ni en la versión oficial ni en la disidente).
Además de la ignorancia, me ha sorprendido y entristecido la poca
importancia que casi todos ellos le dieron al problema cuando se los
conté. Algunos me escucharon con bastante atención y se sorprendieron
mucho, pero hasta donde recuerdo, nadie me volvió a mencionar el asunto.
No parecen darse cuenta de que éste no es un problema de vida o muerte,
sino un problema de decenas de millones de vidas o muertes. Por más que
sean mis familiares, amigos y conocidos, no puedo evitar considerarlos
cómplices por omisión, y la principal motivación que tengo para escribir
esto es precisamente crear conciencia entre la gente que me rodea.
Pero aunque ahora todo esto me impresiona bastante, es exactamente la
misma ignorancia en la que yo estaba sumido hace pocos años. Por lo
tanto, creo que para poder hablar de la versión disidente, es necesario
empezar por aclarar los aspectos más básicos de la versión oficial.
3. La "versión oficial"
Al igual que la mayoría de los asuntos que involucran millones de
muertes con billones de dólares, la versión oficial del SIDA nació en
EE.UU. Según el sitio www.vihsida.cl 2:
"En junio (de 1981) el Centro para el Control de Enfermedad de
Atlanta en Estados Unidos (CDC, Centers for Disease Control), publica el
primer reportaje sobre un tipo raro de neumonía: Pneumocistis Carinii
en cinco jóvenes, todos homosexuales activos residentes en Los Angeles.
No se frecuentaban entre ellos, no tenían amigos comunes y no tenían
conocimiento de enfermedades similares entre sus compañeros sexuales.
Dos de ellos informaron haber mantenido relaciones homosexuales con
diversas personas.
El cuadro inicialmente fue interpretado de la siguiente forma:
1) Todos presentan infecciones oportunistas, por lo tanto, debía existir un trastorno de la inmunidad y
2) Un agente infeccioso sexualmente transmisible, debía ser el responsable de este nueva enfermedad.
La creencia inicial de limitar esta enfermedad sólo a
homosexuales llevó a algunos autores a denominarla "Síndrome de
Inmunodeficiencia relacionada con los homosexuales" o "Peste Rosa". En
agosto del mismo año, 111 casos similares fueron reportados al CDC, lo
que llevó a organizar un registro nacional de casos. Luego, nuevos casos
de SIDA fueron descritos en drogadictos haitianos, hemofílicos,
pacientes transfundidos, hijos de madres en riesgo, parejas
heterosexuales y trabajadores de la salud, lo que hizo a la comunidad
médica y a la sociedad, tomar conciencia de la existencia de una nueva
epidemia sin precedentes en la historia de la medicina ".
En 1983, dos años después de definida esta "nueva enfermedad" se "descubrió"
cuál era la causa: un nuevo virus llamado VIH (siendo más estricto, es
un retrovirus, pero la diferencia me parece irrelevante para los
objetivos de este ensayo). Los responsables de este sensacional
descubrimiento fueron dos: el norteamericano Robert Gallo, que trabajaba
en los National Institutes of Health (NIH, uno de los dos
principales organismos públicos de salud de EE.UU.), y el francés Luc
Montagnier, del Instituto Pasteur de París. Aunque en un principio hubo
polémica entre ambos por la paternidad de la hipótesis VIH = SIDA, al
poco tiempo se pusieron de acuerdo y decidieron compartir el dudoso
honor. Hasta el día de hoy, ambos son considerados las máximas
eminencias en el tema, y han ganado reconocimiento, galardones, fama y,
sin duda, mucha plata.
Todos sabemos que SIDA significa Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (a su vez, síndrome significa "conjunto de síntomas"), mientras que VIH quiere decir Virus de Inmunodeficiencia Humana. Según la versión oficial, el VIH es la causa del SIDA.
Una persona que supuestamente tiene el VIH en la sangre pero todavía no tiene ningún síntoma, es un "portador sano", "portador asintomático", o "portador pasivo".
El VIH debilita nuestro sistema inmunológico (es decir, las defensas
naturales de nuestro cuerpo), por lo que esa persona tarde o temprano va
a tener síntomas, y pasará a ser un "portador enfermo", "portador sintomático", o "portador activo". En otras palabras, va a tener SIDA.
Tanto en Chile como en el mundo, hay más portadores sin SIDA que portadores con SIDA. Pese a esto, uno de los principales "logros"
de la propaganda oficialista es haber instalado en la cabeza de la
gente más o menos informada la certeza de que VIH y SIDA son,
respectivamente, causa y efecto. Y peor aún, en la cabeza de la gente
desinformada, se ha instalado la aberrante y confusa idea de que VIH y
SIDA son distintos nombres para una misma cosa. Éste es el primer
malentendido que hay que desterrar.
Según un documento oficial de la OMS del año 2004, "El SIDA
(Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida) es una enfermedad causada por
un virus llamado VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y que ocasiona
la destrucción del sistema inmunitario de la persona que la padece. El
SIDA fue descubierto a finales de la década de los 70 y su
descubrimiento fue publicado científicamente por primera vez el 5 de
julio de 1981 en Mortality Weekly Report, una revista periódica de
medicina. Esta fecha ha sido la más acogida por la comunidad científica,
aunque claramente disputada por varios investigadores 3".
4. La "versión disidente"
Aunque dentro de los disidentes existen diversas posturas, hay
bastante concordancia en cuanto a negar, desmentir o al menos poner en
duda prácticamente todos los principios básicos de la versión oficial.
Según los disidentes:
4.1. El SIDA no es una enfermedad propiamente tal, es sólo un
concepto artificioso que engloba una treintena de enfermedades
preexistentes. De hecho, la lista de enfermedades incluidas ha ido
creciendo sistemáticamente durante estos 20 años, inflando así la
cantidad de personas etiquetadas como enfermos de SIDA.
4.2. Nadie ha demostrado jamás que el VIH sea la causa del SIDA, ni
que el virus se transmite por la vía sexual. Es más, ni siquiera se ha
demostrado que el VIH existe.
4.3. Las posibles causas por las que un sistema inmunológico puede
deteriorarse hasta el extremo de provocar la muerte son múltiples:
desnutrición, malas condiciones sanitarias, uso y abuso de drogas
intravenosas, entornos sociales agresivos, y, especialmente, el estigma
del SIDA, la propaganda del terror, la condena a muerte que significa
resultar positivo en un test y, en gran medida, las drogas - legales,
por cierto - extremadamente tóxicas que se les recetan a los portadores
sanos y enfermos, especialmente el AZT, que fue desarrollado en los años
70 como anticancerígeno, pero fue posteriormente desechado... por
tóxico.
4.4. Los tests que supuestamente detectan la presencia del VIH en la
sangre no tienen ninguna validez científica. Aquí hay otra confusión muy
difundida, porque he oído a muchas personas referirse al "test de Elisa" como el "test del SIDA",
cuando en realidad es un disparate creer que el SIDA es algo que se
puede encontrar en la sangre. Un poco menos absurdo es creer que los
tests detectan la presencia del VIH en la sangre, pero la realidad
tampoco es ésa: simplemente detectan una presencia anormal de ciertos
anticuerpos que supuestamente indican la presencia del VIH.
La "versión disidente" no es, como muchos pueden creer, un
delirio paranoico de un puñado de chiflados ociosos o seudorebeldes. A
continuación, voy a escribir acerca de algunas de las personas que
defienden esta postura. Creo que con esto puedo matar dos pájaros de un
tiro: por un lado, demostrar que es una teoría más que respetable, y por
otro lado, contar en qué consiste a través de los postulados y las
experiencias de estas personas.
Con ustedes, los disidentes:
Disidente 1: Peter Duesberg
Científico alemán nacido en 1936, y radicado en EE.UU desde 1964. Es
Doctor en Química de la Universidad de Frankfurt (Alemania), y profesor
de Biología Molecular y Celular de la Universidad de Berkeley
(California) desde 1973 hasta la fecha. Fue el primero en aislar el gen
del cáncer, ganó el Premio Anual de Científicos de California en 1971 y
fue electo miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. en
1986.
Peter Duesberg fue uno de los primeros en oponerse a la versión
oficial del SIDA. Él sostiene que el VIH posiblemente existe, pero es
inofensivo, y que la principal causa del SIDA es el abuso de las drogas,
tanto de las recreativas como de las recetadas contra el propio SIDA.
Pese a sus sobrados méritos y a su indiscutible aporte a la ciencia, ha
sido sistemáticamente censurado por los medios, y el gobierno de EE.UU.
le retiró totalmente el apoyo económico, por lo que ha tenido que seguir
investigando por sus propios medios.
En una entrevista concedida en 1998 a "El Pequeño Periódico", de Colombia, Duesberg declaró lo siguiente:
"Se realizan encuentros internacionales anuales alrededor del
SIDA, a los cuales no se invita a nadie que no crea en el VIH y eso es
extremadamente grave para la ciencia. Eso puede ser religión, puede ser
política, pero no ciencia. La ciencia es tradicionalmente abierta a
otras posibilidades, especialmente cuando no se tienen resultados (...)
La mayoría de las grandes universidades de Norteamérica no permiten un
seminario sobre este aspecto. Están todas cerradas porque si usted
habla, ellos podrían perder sus fondos, podrían perder a sus amigos, las
grandes compañías les quitarían su apoyo y podrían quedar sin sus
tremendos megabyte de entradas".
"En los últimos años nadie quiere invitarme a ningún encuentro
porque estoy cuestionando el VIH, y cuestionando la gigantesca
inversión, la gigantesca industria. La industria de cincuenta billones
de dólares que se han gastado. En nombre de la tecnología científica no
podemos tener toda esa gente sufriendo y muriendo innecesariamente. Y lo
digo porque la están matando con AZT. La droga no sólo no les ayuda,
sino algo peor, el AZT realmente los está matando. (...) Y todo en
nombre de una hipótesis que hasta ahora no ha curado a nadie 4".
Peter Duesberg ha escrito y co-escrito varios libros sobre este tema, entre ellos "Por
qué NUNCA ganaremos la guerra contra el SIDA", "SIDA: ¿Causado por
Virus o por Drogas?", "SIDA Infeccioso: ¿Hemos Sido Engañados?", "SIDA:
Las Buenas Noticias son...", e "Inventando el Virus del SIDA". Éste último es probablemente el más famoso, y su prólogo está escrito por otro renombrado disidente: Kary Mullis.
Disidente 2: Kary Mullis
Doctor en Bioquímica de la Universidad de Berkeley (California). En
1993 obtuvo el Premio Nobel de Química por haber inventado una técnica
para analizar el ADN llamada Reacción en Cadena Polimerasa (en inglés,
Polymerase Chain Reaction, o simplemente PCR). Esta técnica es usada en
el famoso "test de Elisa" para medir la carga viral (en otras palabras, la "cantidad de virus")
en los supuestos portadores. Sin embargo, el propio Kary Mullis - sin
duda uno de los disidentes más enérgicos - ha dicho hasta el cansancio
que la PCR no sirve para medir cargas virales, y que habría renunciado
al Nobel si hubiera sabido el uso que se le iba a dar a su invención.
El prólogo que Mullis escribió para el libro de Duesberg, es, a mi
juicio, uno de los textos más creíbles y a la vez impactantes sobre la
versión disidente. En él, Mullis relata que en 1988 estaba escribiendo
un reporte para Specialty Labs (Santa Monica, California), y cuando redactó la frase "El VIH es la causa más probable del SIDA", quiso respaldar su afirmación con alguna cita científica.
"Para mí, era muy llamativo que el individuo que había
descubierto la causa de una enfermedad mortal y hasta ahora incurable,
no fuese continuamente aludido en las publicaciones científicas hasta
que la enfermedad estuviese curada y olvidada. Pero, como pronto
aprendería, el nombre del individuo - que sería seguro materia de Premio
Nobel - no estaba en boca de nadie. (...) Tenía que haber un informe
publicado, o quizás varios, que juntos indicasen que el VIH es la
posible causa del SIDA. Tenía que haberlo".
Mullis también buscó la información en internet y no la encontró, pero no le dio mucha importancia a eso. "Para
estar seguro de una conclusión científica, lo mejor es preguntar a
otros científicos directamente. (...) Como parte de mi trabajo, iba a
muchos encuentros y congresos. (...) Adquirí el hábito de acercarme a
cualquiera que diese una charla sobre SIDA y preguntarle qué referencias
debía citar para esa cada vez más polémica declaración: «el VIH es la
probable causa del SIDA». Después de 10 ó 15 encuentros en un par de
años, empecé a preocuparme cuando vi que nadie podía citarme la
referencia. No me gustaba la fea conclusión que se estaba formando en mi
mente: la campaña entera contra la enfermedad considerada con creces
como la peste negra del siglo XX, estaba basada en una hipótesis cuyos
orígenes nadie podía recordar. Eso desafiaba tanto al sentido científico
como al común.
Finalmente, tuve la oportunidad de interrogar a uno de los
gigantes de la investigación del VIH y del SIDA, el doctor Luc
Montagnier, del Instituto Pasteur, cuando dio una charla en San Diego.
Esta sería la última vez en que sería capaz de realizar mi pregunta sin
mostrar cólera. Me figuré que Montagnier conocería la respuesta, así que
se la planteé".
Montagnier intentó eludirlo con un par de débiles respuestas con las
que Mullis no se dio por satisfecho, y ante la insistencia de éste, "el doctor Montagnier se dirigió hacia el otro lado de la habitación para saludar a un conocido".
"(Duesberg y yo) No hemos podido encontrar ninguna buena razón por la
cual la mayoría de la gente sobre la tierra cree que el SIDA es una
enfermedad causada por un virus llamado VIH. Simplemente no hay
evidencia científica alguna que demuestre que eso es cierto".
"Tampoco hemos sido capaces de descubrir por qué los médicos
recetan una droga tóxica llamada AZT (Zidovudina-Retrovir) a personas
que no tienen otro mal que la presencia de anticuerpos al VIH en su
cuerpo. De hecho, no podemos entender por qué ningún ser humano debería
tomar esa droga cualquiera que fuese la razón que se adujese".
"Ni Duesberg ni yo podemos entender cómo ha surgido esta locura
(...) Sabemos que errar es humano, pero la hipótesis VIH/SIDA es un
error diabólico 5"
Disidente 3: Stefan Lanka
Científico alemán nacido en 1963. Licenciado en Biología desde 1989,
Doctor en Ciencias de la Naturaleza, biólogo, biólogo molecular y,
esencialmente, virólogo. Es sin duda uno de los disidentes más
extremistas y radicales, llegando incluso a criticar agriamente a
Duesberg por aceptar la posible existencia del VIH. De los
aproximadamente 2.000 virólogos que hay en el mundo, Lanka es uno de los
pocos que ha conseguido aislar un nuevo virus (el Ectocarpus Siliculosis, en 1988).
En una didáctica entevista que le hizo en 1997 el español Lluis
Botinas (director del Centro Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada,
C.O.B.R.A), Lanka explica en términos simples y categóricos por qué dice
que el VIH no existe. Resumo sus respuestas conservando lo que me
parece esencial:
"(Los requisitos exigidos para poder afirmar que un nuevo virus
ha sido aislado) Son cuatro. Ante todo, presentar cuatro fotografías.
Una del virus infectando células; la segunda, de uno o varios ejemplares
del virus pero sin absolutamente nada más en la fotografía; la tercera,
de las diferentes proteínas que forman la envoltura del virus,
separadas según su tamaño por medio de una técnica que se llama
electroforesis en gel; y la cuarta, del ácido nucleico del virus.
El segundo requisito es caracterizar exactamente cada proteína,
es decir, fijar qué aminoácidos la componen y en qué orden están
colocados. Y lo mismo con el ácido nucleico, secuenciando sus letras
genéticas.
El tercer requisito es efectuar los experimentos de control.
Supongamos que de unas células infectadas hemos conseguido las cuatro
fotografías mencionadas. Hay que trabajar en paralelo con el mismo tipo
de células pero no infectadas, y al efectuar dichas cuatro fotos no debe
aparecer nada que coincida con lo contenido en las fotos del virus. Hay
que repetir cuidadosamente varias veces estos controles, a fin de
evitar que haya habido lo que se llama contaminación, y poder finalmente
afirmar con toda seguridad que las proteínas y el genoma hallados son
realmente del nuevo virus.
Y el cuarto requisito es, a medida que se va avanzando en el
aislamiento y caracterización del nuevo virus, ir publicando en revistas
científicas adecuadas artículos que expliquen los resultados que se van
obteniendo, así como las condiciones exactas en que se está trabajando.
Así otros investigadores pueden reproducir los experimentos y comprobar
que se llega a los mismos resultados. Por ejemplo, a medida que fuimos
aislando ‘mi EsV, publicamos cuatro artículos sucesivos en la revista
Virology.
En cuanto al VIH, no se ha cumplido con absolutamente ninguna de estas cuatro exigencias".
Lanka tuvo un papel protagónico en uno de los hitos más
significativos de la historia del SIDA. A mediados de los años 90, en
Göttingen (Alemania) un médico germano fue acusado de 14 asesinatos y
5.800 intentos de asesinato, todos mediante la transfusión de sangre
supuestamente contaminada con el VIH. Lanka se presentó voluntariamente a
declarar que no había ninguna prueba científica de la existencia del
mentado virus, por lo tanto no podía haber ninguna sangre contaminada
con él. Por la contraparte, el Tribunal no pudo encontrar ni un solo
científico que se atreviera a declarar bajo juramento que el VIH
efectivamente existía. El 24 de febrero de 1997, el Tribunal dictó una
resolución que debiera haber sido portada de todos los diarios del
mundo: al no haber evidencia de que el virus existe, el acusado fue
absuelto de todos los cargos. Sin embargo, como ha sucedido desde que
existe la versión disidente, este fallo judicial histórico fue más
censurado que difundido por los medios de comunicación.
Podría seguir escribiendo páginas y páginas sobre Stefan Lanka
(también sobre Duesberg, Mullis y los que vienen a continuación), pero
como hay una extensión límite para este concurso, sólo quiero agregar
sus lapidarias opiniones acerca de Luc Montagnier y Robert Gallo:
"El Dr. Montagnier es un mediocre que nunca dijo que su
‘retrovirus fuese la causa del SIDA. Precisamente por ello ya en 1990
planteó su hipótesis de los cofactores: puesto que el VIH es incapaz por
sí solo de matar célula alguna, es necesario que haya otro factor que
actúe al mismo tiempo sobre la misma célula. Y en el reportaje ‘SIDA: la
duda, dirigido en 1996 por Djamel Tahi, declara que la transmisión
heterosexual no se ha confirmado en Occidente.
Resumiendo: el Dr.
Montagnier, aunque afirmó haber aislado en 1983 un nuevo ‘retrovirus y
sigue beneficiándose de ello, quita importancia al papel del supuesto
VIH en tanto que supuesta explicación del SIDA. En cambio, el Dr. Gallo
primero intentó colar como virus del SIDA (donde mataría células) el
mismo ‘retrovirus VLTH-1 que había presentado en vano como causante de
leucemia (donde multiplicaría células). Luego el Dr. Gallo robó el
‘virus del Dr. Montagnier y tomó la iniciativa de presentarlo como la
causa del SIDA en una multitudinaria conferencia de prensa el 23 de
abril de 1984, sin que previamente hubiese aparecido ni un solo artículo
científico suyo que pudiese ser analizado por otros investigadores; es
más, ni siquiera hubo una reunión entre científicos de distintos centros
que avalase la ‘sensacional noticia. Y el Dr. Gallo actuó así porque el
New York Times del día anterior sacó un artículo en primera página en
el que el director de los CDC (Centers for Disease Control, que fueron
quienes dirigieron el invento del SIDA) daba a conocer que los CDC
apoyaban al ‘virus francés mientras que los NIH (National Institutes of
Health, para los que trabajaba el Dr. Gallo) respaldaban al ‘virus
americano. Convocar una rueda de prensa y convertir en verdad social que
el ‘virus del Dr. Gallo era la causa del SIDA fue una maniobra para
zanjar el enfrentamiento entre las dos principales instituciones
sanitarias de los USA. Y que esa maniobra fue al máximo nivel lo
ratifica que el mismo día los NIH registrasen la patente de un test del
Dr. Gallo aún por confeccionar, con lo que se aseguraban millones de
dólares en royalties... El Dr. Gallo es un gángster científico que ha
sido condenado por mala conducta profesional por una comisión del Senado
de los EE.UU., por lo que tuvo que dejar de trabajar en una institución
pública como son los NIH y ahora ‘investiga en un centro privado que le
ha construido directamente la industria farmacéutica... 6"
Disidente número 4: Christine Maggiore
Christine Maggiore es muy distinta a los 3 disidentes anteriores, ya
que no tiene ninguna formación científica. Sin embargo, junto a Kary
Mullis escribió un libro clave para entender la versión disidente: "¿Qué
pasaría si todo lo que crees saber sobre el SIDA fuera falso?" ("What
if everything you thought you knew about AIDS was wrong? 7"
Maggiore era una mediana empresaria de cierto éxito, y en 1992 se
hizo un test de Elisa como parte de un chequeo de rutina. El resultado
del test fue positivo, y ella, que hasta ese momento creía firmemente en
la versión oficial, sintió que su mundo se derrumbaba y se imaginó a sí
misma sufriendo y agonizando convertida en un desecho humano. Un año
después se hizo un segundo test, y el resultado fue negativo. Un tercer
test fue positivo, y el cuarto fue negativo.
Como hubiera hecho cualquier persona, Christine Maggiore empezó a
investigar por su cuenta y se sorprendió ante lo que descubrió: los
tests no medían la presencia del virus sino de ciertos anticuerpos, y
ningún científico había explicado todavía cómo el VIH producía el SIDA.
Así, inevitablemente se transformó en una disidente.
Llegó a estar tan convencida de que la versión oficial no era fiable,
que no sólo decidió no tomar AZT, sino que además ella y su esposo (el
documentalista Robin Scovill), decidieron tener sexo sin condón, e
incluso tuvieron un hijo que además fue amamantado por Christine, lo que
ha desatado la ira de muchas personas. En el año 2001, cuando el
programa "20/20", de la cadena ABC News dedicó un segmento a la
historia de Christine, Charlie ya tenía 3 años y tanto él como su madre
estaban en perfectas condiciones de salud 8.
Traté de comprar el libro "¿Qué pasaría si todo lo que crees saber sobre el SIDA fuera falso?", pero como era de esperarse, no lo encontré. Pero se puede comprar, al igual que los libros de Duesberg, en www.amazon.com.
Si eres un enfermo de SIDA, o un supuesto portador, o conoces a alguien
que lo sea, te recomiendo conseguirlo. También te recomiendo visitar la
página creada por Christine Maggiore, www.aliveandwell.org, cuya versión en español es www.vivoysano.com. En
ellas hay mucha información escrita en forma muy simple sobre la
experiencia de Christine y sobre las alternativas para prevenir y
combatir el SIDA.
Disidente 5: Thabo Mbeki
Mbeki no es científico, ni tampoco es portador del VIH, ni presunto
enfermo de SIDA. Thabo Mbeki es el Presidente de Sudáfrica, el país con
mayor cantidad de enfermos de SIDA en el mundo: más de 4 millones, lo
que corresponde al 10% de la población total del país 9.
El Presidente sudafricano ha sido el centro de una fuerte polémica en
su país y en el resto del mundo por su apertura hacia la teoría
disidente. En el año 2000 generó violentas reacciones en el Parlamento
Sudafricano, especialmente entre la oposición, cuando se publicó una
carta que Mbeki le envió a Bill Clinton, entonces presidente de EE.UU.,
que entre otras cosas decía lo siguiente:
"...nuestra búsqueda de estas respuestas específicas y plenamente
orientadas está siendo estridentemente condenada por algunos en nuestro
país y en el resto del mundo presentándola como un abandono criminal de
la lucha contra el VIH/SIDA.
Se sugiere, por ejemplo, que hay algunos científicos que «son
peligrosos y están desacreditados», y con los que nadie, incluido
nosotros, debería comunicarse o interactuar. ¡En un periodo anterior de
la historia humana, serían herejes a los que habría que quemar en la
hoguera!.
No hace mucho, en nuestro propio país las personas eran
asesinadas, torturadas y encarceladas, y prohibida su mención tanto en
privado como en público, porque la autoridad establecida creía que sus
puntos de vista eran peligrosos y estaban desacreditados.
Ahora se nos pide que hagamos precisamente lo mismo que hizo la
tiranía racista del apartheid porque, se dice, existe una visión
científica que es apoyada por la mayoría, y contra la que está prohibido
disentir.
¡Los científicos a los que se supone que hemos de poner en
cuarentena científica incluyen Premios Nobel, miembros de Academias de
Ciencias, y Profesores Eméritos de varias disciplinas de medicina!.
Científicos, en nombre de la ciencia, solicitan que cooperemos
con ellos en congelar el discurso científico sobre el VIH/SIDA en el
punto concreto que ese discurso alcanzó en Occidente en 1984.
Personas que en otro tema lucharían decididamente para defender
los decisivamente importantes derechos de libertad de pensamiento y
libertad de expresión, respecto al tema VIH/SIDA ocupan la primera línea
en la campaña de intimidación y terrorismo intelectual, alegando que la
única libertad que tenemos es estar de acuerdo con lo que estas mismas
personas decretan que son verdades científicas demostradas 10".
La actitud de Mbeki está en línea con una creencia generalizada entre
los disidentes: la verdadera amenaza contra la salud del pueblo
africano no es un virus, sino la desnutrición y las malas condiciones
sanitarias.
Disidente 6: Mark Pierpoint
Mark Pierpoint era el Coordinador del Programa de Prevención del
VIH/SIDA del Estado de Florida. El 3 de junio de 1999, anunció
públicamente su renuncia al cargo y escribió a sus autoridades una carta
que, entre otras cosas, decía:
"Después de una cuidadosa evaluación, considero que no puedo
continuar promoviendo la Educación sobre el VIH/SIDA ni la aplicación de
los tests de VIH (...) Si lo hiciese, estaría violando mi propia
conciencia puesto que estas instrucciones reconocen y promueven una
única opinión científica respecto de la causa del SIDA.
(...) Desgraciadamente, sólo una parte de los datos científicos
ha sido puesta al alcance del público (...) Esta ciencia dominante es
promocionada e incluso manipulada por los gigantes farmacéuticos que
tienen un motivo obvio de beneficio. (...) el Servicio de Salud Pública
ha hecho todo lo posible para silenciar opiniones científicas contrarias
y en consecuencia ha negado a la población su fundamental derecho a un
consentimiento informado.
Por la presente retiro mi participación de lo que un día puede
ser visto como la mayor violación del principio de consentimiento
informado en la historia de la Salud Pública 11".
Aunque Pierpoint no sea una gran eminencia científica, aunque no haya
escrito ningún libro, y aunque la única información que he encontrado
sobre él es la que acabo de transcribir, creo que su testimonio tiene un
valor enorme: formuló una gravísima acusación al Servicio de Salud
Pública de EE.UU. después de conocer durante años su funcionamiento
desde adentro.
Disidente 7: Gonzalo Larraín
Médico chileno, titulado en la Pontificia Universidad Católica. Una
entrevista suya publicada en el Diario Noreste, cuyo título era "La salud es el equilibrio de las partes
12" fue lo que detonó mi preocupación por este escalofriante asunto. En
esa entrevista, Larraín demostraba ser un médico muy atípico, un
outsider del sistema, que por iniciativa propia trabaja en consultorios
de provincia, y un gran conocedor de diversas formas de medicina
natural.
En términos generales, Larraín coincide con la postura disidente, y
dice haber tratado a muchos pacientes etiquetados como enfermos de SIDA,
con muy buenos resultados. Le otorga una enorme importancia a
fortalecer el estado anímico de sus pacientes, y dice que lo primero es
convencerlos de que no se están muriendo, y de que deben abandonar los
tratamientos químicos de inmediato. Sostiene que todos los organismos
vivos tenemos sistemas inmunológicos extremadamente eficientes, capaces
de deshacerse por sí solos de cualquier virus, y por lo tanto, los
médicos no deberían perder el tiempo persiguiendo virus, sino fortalecer
el organismo. Según Larraín, una vida saludable, una buena alimentación
y un espíritu optimista son la mejor medicina existente.
Hace como un mes llamé al doctor Larraín para entrevistarlo, ya que
hasta donde sé es el único chileno que defiende la versión disidente. Me
dijo que primero yo tenía que leer el libro de Christine Maggiore, para
que pudiéramos empezar a conversar, así que por ahora la entrevista
está pendiente.
Otros disidentes
Todo lo que he escrito representa apenas una pequeña parte de la
información que he leído en internet. Hay muchos otros representantes de
la versión disidente que hubiera incluido en este texto si hubiera
tenido más tiempo y espacio, así que recomiendo buscar información sobre
ellos también: la doctora australiana Eleni Papadopoulos, el
norteamericano Walter Gilbert (Premio Nobel de Química 1980), los
españoles Jesús García Blanca y Lluis Botinas, el colombiano Roberto
Giraldo, y muchos otros nombres que aparecerán rápidamente si te tomas
la molestia de investigar.
5. Conclusiones
El objetivo de este texto nunca fue llegar a la verdad sobre el VIH y
el SIDA. Para eso están los científicos, y yo - repito - no sé casi
nada sobre biología, química, virología, medicina, bioquímica ni nada
que se le parezca.
Pero como no tengo las respuestas, creo que puedo aportar a generar
preguntas. Mi objetivo es que este texto sea difundido, que lo lea la
mayor cantidad de gente posible, que los lectores se sorprendan, se
espanten, sientan escalofríos y se cuestionen profundamente hasta qué
punto nuestro derecho a la información, en este asunto y muchos otros,
ha sido manipulado por los medios de comunicación.
Vivimos en un mundo donde la ambición por el dinero (en forma de
petróleo) puede originar guerras que acaban con la vida de cientos de
miles de civiles inocentes, mientras los genocidas siguen ocupando sus
puestos de poder y planeando la próxima masacre. Entonces, ¿por qué
cerrarse a la posibilidad de que esa misma ambición esté matando a
millones de personas de otra forma distinta a la guerra? Creo que hay
motivos más que suficientes como para, al menos, dudar de la versión
oficial sobre el VIH y el SIDA.
El camino hacia el conocimiento está lleno de dudas; el camino hacia la ignorancia está lleno de certezas.
Los disidentes hacen muchas preguntas; los oficialistas las evaden en lugar de responderlas directamente.
Los disidentes defienden lo que creen con argumentos científicos; los
oficialistas suelen optar por la descalificación y el desprecio.
Los disidentes claman por espacio en los medios de comunicación, pero
son censurados; los oficialistas tienen todos los medios a su
disposición.
Los disidentes han perdido (o dejado de ganar) mucho dinero, obteniendo a cambio muchos problemas por defender sus ideas.
Kary Mullis podría ser otro magnate del SIDA si hubiera querido
aprovechar económicamente su invento, la PCR, pero no lo hizo. Duesberg
perdió el apoyo económico del gobierno norteamericano. Christine
Maggiore se ha ganado el repudio de miles de personas que, estando
infinitamente menos informadas que ella, la tratan como a una criminal
peligrosa. Thabo Mbeki ha obtenido fuertes críticas y ha visto
fuertemente afectada su popularidad como político.
Hace un par de horas, eras inocente gracias a tu desinformación. Pero
si ya leíste este texto, y no haces nada, te conviertes en cómplice y
encubridor. Haciendo algo tan simple como difundir lo que ahora sabes,
tal vez puedes ayudar a que mucha gente deje de sufrir, e incluso puedes
salvar vidas.
No quiero que creas ciegamente todo lo que dice este texto, pero
tampoco creas ciegamente lo que dice la versión oficial. ¿Estoy en lo
cierto o no? Ni yo sé. Infórmate, cuestiona, duda, y júzgalo por ti
mismo.
Notas
2 http://www.vihsida.cl/paginas/024.html
12 Diario Noreste, año 8, número 46, marzo de 2002.
Fuente: Webislam
Gracias por esta publicación. Está muy elaborada y aporta información contrastable.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por ser parte del cambio.
EliminarUn saludo.