Lejos de pensar en sustancias como la mescalina o la psilocibina como “drogas”, muchas investigaciones respaldan sus beneficios para ayudarnos a pensar desde un lugar diferente nuestra vida cotidiana.
¿Qué nos indica que el estado de nuestra
inteligencia es el estado natural y perfecto? ¿El que la cognición y la
inteligencia racional sean los puntos de partida del aprendizaje, la
ciencia y la percepción es suficiente para afirmar que debemos
permanecer en ese estado? Sin que tratemos de hacer una abierta apología
de las drogas (recordando los nocivos efectos que poseen muchas de
ellas), algunas sustancias psicoactivas han probado ser de utilidad
cuando se trata de resolver problemas para los que la mente racional
tiene solamente respuestas parciales, además de permitirnos abrir nuevos
campos de exploración respecto a las capacidades de la mente humana.
Tomemos por caso el de Kary Mullis,
bioquímico estadunidense ganador del premio Nobel de Química por
inventar una técnica conocida como reacción en cadena de polimerasa
(PCR), el cual ha permitido utilizar de mejor manera las muestras
pequeñas para análisis en biología. Lo interesante es que Mullis (como
Watson y Crick con respecto a la doble hélice del ADN) llegó a esta
solución gracias al uso del LSD:
“No estaba drogado con LSD”, afirma
Mullis, cuando descubrió la técnica PCR; sin embargo “mi mente, para
entonces, había aprendido cómo ir a esos lugares. Podía sentarme en una
molécula de ADN y verla fluir… He aprendido que parcialmente puedo
pensar, y esto (otra vez) es mi opinión, a través de drogas
psicodélicas. Si nunca hubiera tomado LSD, ¿existiría el PCR? No lo
creo. Lo dudo, lo dudo seriamente.”
Muchas personas utilizan psicoactivos y
drogas psicodélicas de manera recreativa; sin embargo, los usos de estas
sustancias pueden mejorar nuestra capacidad para visualizar, aprender y
comprender nuestra circunstancia. Para esto es necesario aprender a
transferir ciertas habilidades cognitivas dentro de los estados
alterados de conciencia hacia la conciencia “normal”, al estado común y
corriente, por así llamarlo. La transferencia entre distintos estados de
la mente es un proceso que merece la pena ser estudiado: de no tratarse
de las drogas psicoactivas, ¿cuánto podríamos aprender de nosotros
mismos y de la naturaleza de la conciencia si nos entrenáramos para
recordar sueños, para ponernos en estados extáticos o trances místicos y
pensar desde esos lugares fronterizos nuestros problemas diarios?
Como si se tratara de una lupa de
aumento, los psicoactivos nos permiten ver nuestros problemas desde una
nueva perspectiva. Un estudio del profesor de sistemas de ingeniería
económica Willis Harman del Instituto de Investigaciones de Stanford ha
trabajado con 27 sujetos de prueba, provenientes de carreras
relacionadas con las ciencias exactas. Cada uno llegó al estudio con un
problema profesional muy particular. Los investigadores les
proporcionaron a cada uno 200 miligramos de mescalina, para luego ser
aislados, mientras escuchaban música. Posteriormente les fueron
suministradas algunas botanas (efecto munchis) mientras
discutían los problemas que trajeron. Los resultados fueron
impresionantes: todos ellos pudieron emplear entre tres y cuatro horas
de trabajo profundo en la resolución de su problema profesional, como
resultado de la sustancia suministrada.
La ayuda de otras sustancias como la
psilocibina y el MDMA en la psicoterapia también representa un nuevo y
rico campo de estudio. Además de ayudar a los sujetos a ponerse en
contacto con las áreas más veladas de su inconsciente, permite a los
investigadores conocer la naturaleza de nuestra mente, además de cómo
trabaja. Los psicoterapeutas Charles Grob y Alicia Danforth trabajan
actualmente en terapia psicoterapéutica con ayuda de MDMA para ayudar a
reducir el estrés postraumático de algunos pacientes (considerados
“intratables” a través de otros métodos). Las sustancias psicoactivas
podrían ayudar a atratar, además, diversos tipos de migrañas, el
trastorno obsesivo-compulsivo, neurosis, psicosis, depresión,
alcoholismo y, aunque parezca increíble, en el tratamiento de adicción a
las drogas.
Los psicoactivos son solamente una de
las variables que pueden ayudar a los investigadores a comprender la
mente humana y mejorar la solución a problemas cotidianos: visto desde
el punto de vista de la cognición, la ciencia explora también modelos de
estudio que integren artes y métodos tradicionales como la meditación, y
otras psicotecnologías, como las artes marciales, el yoga, la oración,
el ejercicio aeróbico, los ritos de paso, las experiencias místicas, las
búsquedas de visión y similares, buscando nuevas formas de acceder al
potencial oculto dentro de nuestra percepción: nuevas formas de
despertar, nuevas preguntas y, con toda seguridad, nuevas respuestas.
Fuente: PijamaSurf
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