En sólo unas horas, Nathan Rothschild pasó de ser un acaudalado banquero al hombre más rico del siglo XIX. Su inteligencia, una planificada estrategia y la eficiencia de sus servicios de información le hicieron ganar en un solo día un millón de libras. Durante muchas décadas, quizá hasta hoy, la saga de los Rothschild controlan gran parte de las finanzas europeas y mundiales, gracias a una jugada maestra que pasó para siempre a los libros de historia.
Fue el primer financiero que valoró la trascendencia
real de poseer un servicio de noticias rápido y productivo, que le
conectaba con las principales capitales europeas en donde se llevaban a
cabo los negocios más interesantes. Mientras el resto de banqueros se
centraban en hacer florecer sus negocios a nivel local, Nathan
Rothschild sobornaba a las personas que controlaban los servicios de
transporte, como el príncipe Thurn und Taxis, que poseía el monopolio
del correo.
Daba igual en qué punto del Viejo Continente se
produjera una oportunidad de negocio. Si era interesante, su red de
información le haría enterarse antes incluso que el propio gobierno
británico. Por ello, cuando la mitad de Europa se llenaba de pánico tras
la vuelta de Napoleón de su exilio en Elba, él vio la oportunidad de
llevar a cabo el mayor pelotazo financiero de la historia.
El destino de Europa
Pocas veces los ojos del mundo estarían tan
pendientes de lo que iba a suceder en un punto del planeta como aquel 18
de junio de 1815 en Waterloo. Los ejércitos de Inglaterra y Prusia se
enfrentaban a los colosales fieles de Napoleón, con el premio de
controlar por completo al continente.
Mientras eso sucedía, en Londres la tensión era
máxima, no sólo por el resultado del combate, sino también por lo que
iba a suceder en la Bolsa, en donde muchas fortunas se jugaban el ser o
no ser. La mayoría habían apostado por la derrota inglesa de Wellington,
y así parecía confirmarse en los primeros informes que llegaban sobre
la batalla.
Sin embargo, Rothwort, el correo de Nathan
Rothschild, estaba siendo testigo del enfrentamiento, que acabó con
Napoleón derrotado para siempre. Viajó día y noche hasta hacerle llegar
la información a su jefe, quien rápidamente puso a todos sus agentes a
vender sus acciones en el exterior en la Bolsa de Londres.
El pánico cundió, y en poco tiempo la fiebre
vendedora se impuso, tirando el precio por los suelos. Poco después,
Rothschild ordenó volver a comprar todo lo posible a un precio
irrisorio. Al día siguiente, los británicos recibieron la noticia de la
victoria con alegría, con el ejército de Napoléon habiendo perdido a un
tercio de sus hombres.
Nathan pasó a tener el dominio casi absoluto de la
economía inglesa, forzando el establecimiento de un nuevo Banco de
Inglaterra, controlado por él. Su fortuna entonces se estimó en los 300
millones de dólares, que crecería hasta el inicio de la I Guerra
Mundial, hasta superar los 2.000 millones de dólares. A día de hoy se
desconoce la riqueza del linaje Rothschild, ya que la opacidad y la
discreción sigue siendo el emblema de sus descendientes.
Fuente: PizarraEconómica
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