Ningun conocimiento se nos da si no existe en nosotros la voluntad de conocer, ninguna droga nos salva si no queremos ser salvados.


"La experiencia más hermosa que podemos tener es lo misterioso. Es la emoción fundamental de la que
nace todo arte y ciencia verdaderos. Quien no la conozca y ya no pueda sorprenderse ni maravillarse, es
como si estuviera muerto y sus ojos estuvieran cerrados"

"Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!"


miércoles, 13 de febrero de 2013

La televisión disfrazada de medio de comunicación

En primer lugar, no puedo evitar hacer mención del empobrecido ambiente ciudadano y suburbial en el que la televisión parece potencial y necesariamente útil, formativa e interesante. Muy a mi pesar, he de decirles que lo que consideramos expansión del conocimiento humano, es en realidad su confinamiento dentro del determinado modelo, mientras que otras variedades de experiencias y el conocimiento personal al que dan lugar, terminan por atrofiarse. En el mismo instante de su invención era algo inevitable y predecible que la televisión sería usada como instrumento de colonización psíquica y dominación humana a través de un modelo de vida y de pensamiento que sólo conviniera a una determinada tendencia política o estructura económico-social.




Desgraciadamente la televisión tiene un potencial muy limitado para mejorar la programación y prácticamente nulo para su correcto uso democrático; la propia tecnología de la televisión define los límites de su contenido.

Cierta información puede transmitirse íntegramente, otra tan sólo distorsionada, pero la mayor parte de la información que sería de mucha utilidad para la comprensión de las complejidades de la existencia humana, apenas tiene cabida en este medio. El resultado de todo esto es el aglomeramiento de la información en un estrecho y riguroso marco que da lugar a una mentalidad estrecha y rígida, en resumen una mentalidad a la medida de una vida simple y mezquinamente comercializada por los grandes "chamanes" de la comunicación. 


A continuación les hablaré sobre algunas respuestas neurofisiológicas del cuerpo humano ante la señal de televisión. El problema es que algunos de los perniciosos efectos de televisión no dependen de su utilización o sus contenidos; enfermedades, algunas de irreversibles consecuencias. Produce un efecto hipnótico y adictivo, suprime el pensamiento consciente y anula totalmente la imaginación creativa; a la amenaza los sentidos y alertar a la percepción, dejando al espectador percibe en las imágenes que se de en que están en su cerebro, incapaz de discernir entre ficción y realidad. 

Según un estudio del "Emery Report" los humanos nos habituamos a estímulos luminosos repetitivos; cuando se consolida esta habituación, el cerebro ya ha decidido que no ocurre nada interesante (al menos nada sobre lo que se puede hacer algo) y dejar virtualmente de procesar la información, dejando al televidente al nivel de conciencia de un sonámbulo. La actividad cerebral registra una disminución de ondas beta y un fuerte aumento de ondas alfa que éstas son asociadas normalmente con la inactividad, fijación, falta de decisión, negligencia, cuerpo inerte y ojos inmóviles (pese a los esfuerzos de los fabricantes por aumentar la nitidez, calidad y dimensiones de pantallas nos vemos obligados a no mover los ojos ya que es como si miraras al infinito. 

Las imágenes siguiendo canales psicofisiológicos tienen el poder de transformar a los humanos en copias de ellos mismos, nos convertimos en lo que vemos. Estos efectos combinados dejan al espectador en condiciones mentales apropiadas para la vertiginosa caída en el vacío moral que supone ver con nuestros propios ojos cómo el cátodo nos bombardea el cerebro con unos puntos luminosos que nos hipnotizan con su intermitencia.

El aumento de ondas alfa en el registro cerebral está también comúnmente asociado a la meditación. La diferencia a en el caso de la televisión es que tú no produces tu propio material, no estás entrenando a tu mente a controlarse sino a suprimir la atención activa y no reaccionar. Por eso, la meditación es una buena terapia para acabar con la adicción televisiva. De hecho esta adicción puede ser síntoma de una incapacidad para producir imágenes mentales propias; es por esto la televisión se está convirtiendo en la realidad para mucha gente, mientras sus vidas adquiere en la calidad de un sueño.

No quiero parecer exagerado ni apocalíptico, sólo quiero hacer un llamamiento a la cordura humana para que, sentados en el sillón y con el mando a distancia de la mano, se pregunten ustedes si merece la pena pasar tantas horas de nuestra vida frente a un electrodoméstico porque que poco a poco nos deteriora la capacidad de percepción de la realidad. Para finalizar les diré que la televisión encierra en sí misma una ideología ,hablar de la televisión como un medio de comunicación neutral y, por tanto, con posibilidades de cambio, selección y evolución es algo absurdo e incuestionable.


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Fuente: Fly

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