Como se reportó en el "Weekly World
News", un grupo de trabajadores llevaban al toro a una fábrica
empacadora para "procesarlo". Estaban a punto de matarlo para
destazarlo, cortarlo en piezas y preparar filetes y ragús de buey,
cuando, al llegar frente a la puerta principal del matadero el toro se
detuvo bruscamente, negándose a avanzar, y se echó de golpe sobre sus
codos y rodillas, vertiendo chorros de lágrimas… ¿Cómo supo que iba a
ser matado desde antes de entrar al matadero?
El
Sr. Shiu, un carnicero recordó, "Cuando yo vi a este supuesto
"estúpido" animal sollozando y con sus ojos llenos de temor y
lamentación, comencé a temblar, llamé al resto para que vieran lo que
sucedía. Ellos estaban tan sorprendidos como yo, continuamos tratando de
empujar al toro hacia adelante, pero simplemente no quiso moverse y se
quedo ahí sentado, llorando".
Billy
Fong, dueño de la empacadora dijo, "La gente cree que los animales no
lloran como los seres humanos. Sin embargo ese toro realmente sollozaba
como un bebé". En ese momento más de diez hombres fuertes atestiguaron
la escena y fueron conmovidos. Aquellos que son los responsables de
matarlos con sus propias manos se sintieron mayormente conmovidos y
lloraron junto con él.
Otros trabajadores que laboraban en el
mismo matadero también se acercaron a ver como lloraba el toro, el cual
estaba completamente rodeado de personas, todos estaban en shock
mirando la escena. Tres de ellos dijeron que nunca iban a olvidar a ese
toro llorando mientras mataban a otros animales.
Con ambos llorando, tanto hombres como
el toro, todos sabían que nadie podría matar a ese toro. El problema
era ¿que iban a hacer con el? al final, todos juntaron fondos
suficientes para comprarlo y mandarlo a un templo, en donde los amables
monjes cuidarían de el de por vida.
Después de que los trabajadores
tomaron esta decisión, un milagro sucedió. Un empleado dijo, "Cuando le
prometimos al toro que no lo matarían, el comenzó a moverse y nos
siguió".
¿Cómo comprendió las palabras de las
personas? Mr. Shiu dijo "Créanlo o no, esto es real, aunque suene
increíble". "No hay ninguna duda de que este toro cambio la vida de
todos esos carniceros que presenciaron la escena tan impactante".
Esperamos que esta historia, haya cambiado también la tuya"
Antes de comer, reflexiona:
Detrás
de tu filete, de tu vaso de leche, se esconde un animal que alguna vez
estuvo dotado de sentimientos, de una consciencia, de una voluntad de
vivir; no una «cosa» ni un «objeto de intercambio», no un «bien de
consumo y de desecho», sino un individuo que sufrió terriblemente en
nombre de tu placer.
Después de pasar una vida entera en un
estado de reclusión, de cruel violencia, de miedo y angustia
constantes, una vez sacrificadas las vacas pueden permanecer hasta 10
largos minutos conscientes, colgando de un gancho con la garganta
cercenada.
Pero se puede vivir sin infligir este sufrimiento. Se puede vivir sin matar.
Si quieres hacer algo por ellos, hallarás la manera; si no, encontrarás una excusa.
¿Lloran los animales? Por supuesto que
sí. Simplemente tienes que mirar en sus ojos para saberlo. Marc Bekoff
ha estudiado las emociones en los animales durante 30 años y al margen
de los estudios neurobiológicos y conductuales, también señala que el
sentido común apoya la evidente conclusión de que los mamíferos, aves y
peces experimentan vidas ricas y de profunda emoción, sienten pasiones
que van desde el puro y contagioso disfrute durante el juego hasta la
más profunda aflicción. ¿Puedes ignorar el dolor de un animal que llora
como tú? ¿Puedes abrir en canal a un ratón, a un perro o a un chimpancé
que llora en un laboratorio y justificarlo en nombre de esa misma
investigación que sabes que es absurda? ¿Puedes golpear, devorar y
maltratar a un aterrado ser indefenso que es como tú? Lo que a ti te
lastima, lastima a todos los animales por igual. Si entiendes esto,
activarás esa parte de tu cerebro que proporciona la compasión y la
misma que proporciona la inteligencia. Existen sobradas evidencias que
demuestran, en base a esos científicos que rechazan creer que los
animales lloran como nosotros, cuan equivocamente hemos malinterpretado
todo en este planeta.
Fuente: Hemisferioderecho
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