Los bajos índices de desempleo en Alemania esconden un alto porcentaje de trabajo precario y un creciente número de empleados sometidos a turnos extremos.
Alemania registró en el último trimestre de 2012 una nueva cuota
histórica de ocupación, con 41,9 millones de ciudadanos (de los 82
millones de habitantes) cotizando en la seguridad social, según cifras
difundidas esta semana por la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
La primera economía europea cerró 2012 con la tasa de desempleo más
baja en 20 años (6,8%), una situación envidiable en medio de una Europa
en recesión.
Pero algo de lo que no se informa demasiado es que cerca de 3
millones de personas con trabajo en Alemania perciben sueldos tan bajos
que están amenazadas con caer en la pobreza y la marginalidad.
Entre siete y nueve millones de ciudadanos trabajan en régimen de
mini-empleos (a tiempo parcial o hasta 40 horas mensuales), de forma que
no son desempleados pero su cotización al seguro de jubilación es
mínimo, por lo que en el futuro percibirán pensiones mínimas.
Horas extra no remuneradas, cada vez más
A esas situaciones, reveladas por un estudio de la Fundación
Bertelsmann, se sumaron ahora cifras igualmente alarmantes, difundidas
por el diario Süddeutsche Zeitung y que reflejan un panorama laboral
desolador.
Cada vez son más los ciudadanos con jornada laboral completa que
trabajan en turnos extremos, sean de fin de semana o nocturnos, que
extienden su jornada laboral con horas extras no remuneradas o que
sufren los efectos de la permanente libre disponibilidad “de facto”.
Consecuencia de ello es el creciente cómputo de bajas por agotamiento
físico, según datos revelados esta semana por el informativo de la
televisión pública ZDF: de los 33,6 millones de días de baja de 2001 se
pasó a 55,5 millones en 2010.
Más trabajo en fin de semana
Este aumento discurrió en paralelo al del número de empleados que trabajan regularmente en fin de semana o en turnos nocturnos.
Más de una cuarta parte de los empleados en Alemania (un 25,3%)
trabaja en fin de semana, según la estadística facilitada por el
Ministerio de Trabajo. El porcentaje ha ido en aumento desde 2001
(entonces un 20,6%), como lo ha hecho el de las personas que trabajan de
forma regular o ocasionalmente en turnos nocturnos (actualmente un
10%).
La ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen, en unas declaraciones a
ese canal público, atribuía la evolución a una “adaptación” a la
realidad actual y a los imperativos crecientes del sector servicios.
Durante décadas Alemania fue una especie de excepción entre las grandes
potencias, con horarios comerciales muy acotados: los comercios cerraban
a las 18h entre semana o a las 12horas en sábado, con prohibición
estricta de apertura el domingo.
Estas leyes se empezaron a suavizar durante el gobierno
socialdemócrata de Gerhard Schröder (1998-2005), quien en su segunda
legislatura implantó una reforma estructural que amplió horarios
comerciales.
Las condiciones de trabajo se han endurecido y ha crecido asimismo
hasta dos millones el cómputo de empleados (un tercio más que en 2001)
que prolongan su jornada más allá de las 48 horas semanales, de forma
regular y no remunerada.
Los sectores más afectados por esta prolongación “de facto” de su
jornada laboral son docentes, ingenieros y consultores, de acuerdo a las
cifras del ministerio.
El departamento de Trabajo asume asimismo que esta evolución lleva
implícito un incremento del estrés laboral y de las secuelas físicas, en
forma de simple agotamiento físico, o psíquicas, en forma de “síndrome
de ‘burn-out’ o de desgaste profesional”.
Fuente: LibreRed
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